Jesús está en los campamentos de refugiados de Líbano

Proyecto Fratelli (Líbano)

Si un misionero es capaz de remover el mundo en el que está encarnado, no hay barreras para la respuesta generosa de dos comunidades volcadas con la dignidad del humano. Es lo que ocurre en Líbano con el Proyecto Fratelli, impulsado gracias al abrazo de La Salle y los Hermanos Maristas. El marista Miquel Cubeles, uno de sus promotores, cuenta a Vida Nueva cómo surgió: “A inicios de 2015, los superiores generales nos escribieron una carta conjunta. Proponían iniciar un proyecto intercongregacional, llamado Fratelli (Hermanos), para dar una respuesta concreta a las necesidades de los niños y los jóvenes refugiados”.

Era un modo de responder a la carta de Francisco a todos los consagrados, en la que, en noviembre de 2014, “nos pedía ‘dejar nuestros lugares de confort y salir a las periferias’. Nos preguntamos dónde se daban con más urgencia esas necesidades y, ante el fenómeno de la guerra de Siria y la gran cantidad de refugiados, vimos que Líbano y sus gentes, los refugiados, podían ser un lugar de frontera donde vivir y trabajar”. Así fue como se constituyó una comunidad que hoy forman cuatro religiosos (siendo fijos dos de cada congregación) y tres laicos, hombres y mujeres que dan el relevo a otros tres cada año.

“Tratamos de vivir –explica Cubeles– en una comunidad de fe en Jesús, fraterna y apostólica. Vivir esta llamada es un reto para todos, desde el diálogo sincero y el perdón, así como la permanente actitud de servicio, en comunidad y con los niños y jóvenes a los que somos enviados, esforzándonos, desde nuestras diferencias, por hacer visible el rostro de Cristo-hermano”. Algo significativo “en un entorno de una gran diversidad religiosa, cristiana y musulmana”; de ahí su necesidad, pues “estamos convencidos de que, siendo signos de fraternidad, la paz en las personas y en el mundo estará más cerca”.

Un abrazo sin fin

En estos años, el marista se ha fascinado por un país que da una respuesta ejemplar a la mayor crisis humanitaria en la historia reciente: “Siendo su extensión como la media de una provincia española, cuenta con una notable densidad de población; unos cinco millones de habitantes, de los cuales, millón y medio son refugiados. La mayoría son sirios, pero también hay muchos palestinos e iraquíes. Es el país que acoge el mayor número de refugiados per cápita del mundo”.

Fratelli es también una gran casa abierta: “Llegamos en septiembre del 2015 y, desde enero de 2016, aportamos nuestro grano de arena. Trabajamos en el ámbito socioeducativo, principalmente con los niños y jóvenes refugiados y sus familias. Llevamos a cabo programas de educación infantil para niños sin acceso a la escuela, de refuerzo escolar, cursos de transición para la escolarización oficial y programas de formación profesional. Además de un programa de ayuda psicosocial, de prevención y acompañamiento, ofreciendo la ayuda humanitaria que podemos”.

Tal labor la impulsan desde dos centros socioeducativos, uno en Rmeileh, cerca de Saida (Sidón), para niños sirios y algunos libaneses, y otro en Bourj Hammoud, en la periferia de Beirut, donde la mayoría son niños iraquíes. “Estos últimos –relata el misionero– son cristianos que huyeron desde 2014 de Mosul, amenazados por el Daesh”. En total, en 2018, más de 1.200 niños y niñas se han beneficiado de sus programas.

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