Parolin: “Estamos presenciando un deterioro continuo de la libertad religiosa”

  • El secretario de Estado Vaticano ha participado del simposio ‘Permanecer unidos para defender la libertad religiosa internacional’
  • “La elección de la fe y la consiguiente adhesión a una religión afectan todos los niveles de la vida”

El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, ha subrayado hoy, 3 de abril, que, a pesar de los esfuerzos “por promover y reforzar” el derecho humano fundamental a la libertad de culto, lo cierto es que “estamos presenciando un deterioro continuo y un asalto” del mismo. Lo ha dicho durante el discurso de conclusión del simposio ‘Permanecer unidos para defender la libertad religiosa internacional’, organizado por la Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede con la cooperación de otras instituciones.

En este sentido, ha remarcado que crear conciencia sobre “la realidad brutal” de la persecución religiosa en el mundo “sería inútil a menos que haya un intento serio de trabajar juntos para abordar la raíz del problema”. Algo que Parolin ha reconocido como “un gran desafío”, ya que “al pasar de las palabras a las acciones uno siempre encuentra complicaciones”.

De la misma manera, ha señalado que “la Iglesia católica ha estado buscando continuamente todos los medios posibles para fomentar el respeto mutuo y la colaboración entre las naciones, los pueblos y las religiones para favorecer la coexistencia pacífica, para fomentar un ambiente social y político que respete la libertad de la conciencia de la persona y las creencias”. Algo que la Santa Sede “continuará” llevando a cabo, ya que “este derecho fundamental está íntimamente relacionado con la protección de la conciencia y la defensa de la persona humana”.

“Un gran desafío en el mundo globalizado”

Parolin ha explicado que “la elección de la fe y la consiguiente adhesión a una religión afectan todos los niveles de la vida, así como las esferas sociales y políticas” y, por este motivo, “la elección y la práctica de la fe de cada uno deben estar libres de restricciones y coerción”.

Defender la libertad de creencias es “un gran desafío en este mundo globalizado”, en el que “las convicciones débiles reducen el nivel ético general” y, en nombre “de un concepto falso de tolerancia” se acaba por “perseguir a quienes defienden su fe”.

“Un aspecto importante es que, al discutir la libertad religiosa, nunca debemos perder de vista las bases antropológicas de este derecho”, ha apostillado, ya que hacerlo significa “correr el riesgo de entender la libertad religiosa como algo auxiliar a la persona humana, como algo concedido desde afuera a la persona, incluso por el Estado, en lugar de como un regalo dado por Dios”.

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