4.000 menores dan vida a la caminata ‘huellas de ternura’ en Ecuador

  • En la frontera con Colombia, la ciudad de Tulcán fue tomada literalmente por niños, niñas y adolescentes de escuelas católicas, en el marco de la campaña que inició en México, en 2018
  • 500 niños de Ipiales caminaron hasta el puente de Rumichaca para hacer entrega de la cometa de colores bajo la consigna ‘somos pueblos hermanos’

La caminata ‘huellas de ternura’, una acción de movilización social y ecuménica por la protección de la niñez, promovida por importantes organizaciones eclesiales, entre las que se encuentra el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), Cáritas Latinoamérica, World Vision Latinoamérica, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) y la Red Mundial de Oración del Papa, ha iniciado acciones en Ecuador.

Con la participación de unos 4.000 niños, niñas y adolescentes de 10 escuelas católicas de la provincia de Carchi, tras marchar desde el parque Ayora, se congregaron en el coliseo 19 de Noviembre de la fronteriza ciudad de Tulcán para celebrar una ‘eucaristía de la ternura’, oficiada por el presbítero Lenin Hernández, vicario diocesano.

 Apostarle siempre a la paz

Es la primera vez que las escuelas de la provincia participan masivamente en favor de sus derechos y del buen trato”, ha dicho Vilma Yépez, presidenta de la confederación de educación católica de Carchi, al tiempo que ha hecho votos porque el trabajo mancomunado por la niñez se mantenga en el tiempo y no sea solo un momento.

Por su parte el vicario de Tulcán, durante su homilía, invitó a todos a ser portadores de ternura y a no desfallecer en los esfuerzos en apostarle siempre a la paz, en referencia precisamente a que la zona fronteriza colombo ecuatoriana está plagada por problemas de violencia, especialmente por la presencia de grupos al margen de la ley, narcotráfico y trata de personas.

Un puente de ternura y solidaridad

La actividad de Tulcán estuvo precedida por una acción significativa de frontera, en la que 500 niños y niñas colombianos de la la Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced) marcharon desde el Banco de la República de Ipiales (departamento de Nariño) hasta el Puente de Rumichaca, para entregar la cometa de colores –símbolo de la caminata– que el pasado 4 de febrero entró por Cúcuta (Norte de Santander) de la mano de la embajadora de ternura, Susana Raffali, pasando luego por Bucaramanga y Bogotá.

Con el apoyo de Cáritas Ipiales y el programa Puentes de Solidaridad capítulo Colombia, fue posible esta acción que bajo la consigna ‘viva Colombia, viva Ecuador, somos pueblos hermanos’ terminó congregando este grupo de niños y niñas en la mitad de puente Rumichaca, con la posterior entrega de la comenta y la lectura de un manifiesto por la ternura en voz de los propios niños. Estas acciones de frontera fueron precisamente el génesis de esta caminata que arrancó con una misa binacional entre los obispos de San Diego (EEUU) y Tijuana (México) frente al muro en junio de 2018.

Para el sacerdote Vicente Legarda, director de Cáritas Ipiales, “es una alegría inmensa poder ser partícipes de esta caminata con la cual llegamos precisamente al puente de Rumichaca para hacer entrega de la cometa viajera a los niños y niñas de Ecuador, como símbolo de hermandad de los pueblos, que somos constructores de puentes y derribamos muros”.

La apuesta de la Iglesia por la niñez

En Colombia continuarán las acciones de ‘huellas de ternura’ en las ciudades de Tunja, Medellín, Cali, Barranquilla, Montería, Cartagena, Santa Marta y Riohacha, mientras que en Ecuador, su capital Quito será tomada por los niños el próximo 28 de febrero hasta llegar a Loja, al sur del país y hacer entrega a la delegación de Perú que tiene acciones pautadas a inicios de marzo. 

Huellas de ternura es la apuesta de Iglesia latinoamericana y caribeña en la construcción de la cultura del cuidado, por ello Juan Espinoza, secretario general del CELAM, ha manifestado queel fuerte de esta acción está centrado en la formación de multiplicadores de ternura, quienes en una segunda etapa tendrán la misión crear espacios formativos para ayudar a familias, escuelas e iglesias en la promoción de la ternura y el buen trato hacia niños, niñas y adolescentes.

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