Desmontando ‘Sodoma’, el libro-bomba sobre el poder gay del Vaticano

  • Su autor, Frédéric Martel, sostiene que el 80% de los eclesiásticos de la Santa Sede son homosexuales, tras una investigación en la que abundan los errores y los rumores sin confirmar
  • Vida Nueva accede al contenido de la obra que dedica un capítulo a la Iglesia española, centrado en el cardenal Rouco
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Calumnia, que algo queda. Este refrán castellano parece ser la motivación última de ‘Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano’ (Roca Editorial), el libro del francés Frédéric Martel que se publica de forma simultánea en ocho idiomas y 20 países diferentes el 21 de febrero. La fecha no es casual: es el día en que comienza en el Vaticano la conferencia sobre pederastia en la Iglesia. Parece difícil encontrar mejor momento para captar la atención mediática a la hora de colocar en las librerías este ensayo en el que el autor indaga sobre la presencia de los homosexuales en la Iglesia y, en particular, en los más altos cargos del Vaticano.

En sus más de 500 páginas, a las que ha tenido acceso Vida Nueva en una de sus últimas ediciones, Martel hace un refrito de rumores, fuentes anónimas, informaciones conocidas y testimonios con nombre y apellidos para asegurar que el 80% de los eclesiásticos que trabajan en la Curia romana son homosexuales. En los seminarios rebaja el porcentaje hasta el 60-70%. Este hecho no supone ningún problema para él, gay declarado. Lo denunciable, a su juicio, viene por la supuesta doble vida que llevan muchos sacerdotes, monseñores, obispos e incluso cardenales al mantener posiciones homófobas en público para dar rienda suelta en privado a sus pulsiones sexuales con otros varones.

Esa es la tesis de fondo de Sodoma, que presenta al sector eclesial ultraconservador y opuesto al pontificado de Jorge Mario Bergoglio como el más activo en las tendencias homosexuales. De Francisco, en cambio, dice que es el obispo de Roma más abierto hacia los gays de la época contemporánea y que es posible que no tenga la orientación sexual atribuida a cuatro de sus predecesores. Para el autor, no es que exista un ‘lobby gay’ en el Vaticano formado por una minoría, sino que hay un auténtico ‘sistema’ al que pertenece la mayor parte del clero. La única duda estriba en si sus miembros son o no practicantes.

Dice que 5 cardenales españoles tienen relaciones

En tono novelesco, Martel dispara de forma directa o por medio de insinuaciones o alusiones contra un gran número de cardenales. También de la Iglesia española, a la que dedica un capítulo centrado en Antonio María Rouco Varela. Asegura que la mayor parte de los purpurados de nuestro país son homosexuales y que cinco de ellos mantendrían relaciones con otros hombres. El problema para el escritor francés, autor de varios libros reivindicativos sobre la cultura gay, es que mezcla de forma confusa los rumores con las fuentes a las que asegura haber tenido acceso. Tampoco ayuda a darle credibilidad a su obra el hecho de que recupere cuchicheos ya desmentidos, como el perfil en una red social de búsqueda de contactos abierto supuestamente por uno de los secretarios personales de Francisco.

El golpe de gracia se lo dan a Sodoma sus numerosos errores. Llama la atención, por ejemplo, que presente como un liberal al cardenal Daniel DiNardo, encuadrado entre los prelados conservadores de aquel país. De hecho, fue uno de los purpurados que firmaron una carta en 2015 en la que mostraban al Papa su preocupación por que el Sínodo sobre la Familia llegara a unas conclusiones marcadas de antemano. También yerra Martel al hablar de España: dice que muchos de los periódicos del país están ligados al episcopado y presenta a este semanario como un diario propiedad de la CEE. Ante el riesgo de que le caiga una ristra de denuncias por parte de los eclesiásticos que se sentirán probablemente calumniados al ver sus nombres en las páginas de Sodoma, el autor cita a los 15 abogados encargados de defenderle en los países donde se publica el libro.

Sodoma pone en el disparadero a varios de los ‘hombres fuertes’ del pontificado de san Juan Pablo II: los cardenales Angelo Sodano; Stanisław Dziwisz, histórico secretario personal del Papa polaco; y Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo para la Familia entre 1990 y 2008. El purpurado colombiano es el que peor parado sale del libro. Sostiene que tenía un apartamento en Medellín al que llevaba a chaperos, amantes y seminaristas. También sale salpicado el cardenal Gerhard Müller. El autor narra un curioso encuentro con el purpurado alemán, que le recibe en su casa en pijama y pantuflas, en el transcurso del cual Müller recibe una llamada telefónica. El hecho de que al otro lado del aparato sonara una voz masculina y que el cardenal utilizara un tono cordial basta para que el escritor imagine que se trata de una conversación de contenido sentimental.

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