El encargo de Francisco a los cristianos de Emiratos Árabes: “Sed un oasis de paz”

  • En la primera misa de un papa en la península arábiga, Bergoglio alienta a los migrantes con las bienaventuranzas en la mano: “El Señor es fiel y no abandona a los suyos”
  • Más de 130.000 personas abarrotaron el Zayed Sports City y escucharon cómo la vida cristiana no es “un elenco de prescripciones exteriores o un complejo conjunto de doctrinas”
  • Todos los detalles del viaje del Papa a Emiratos Árabes Unidos

El Papa saluda a los fieles congregados en el estadio del Zayed, en Abu Dhabi/EFE

El Papa Francisco ha invitado a los cristianos de Oriente a que “vuestras comunidades sean oasis de paz”, o lo que es lo mismo, a que trabajen por “conservar la paz, la unidad, de haceros cargo los unos de los otros, con esa hermosa fraternidad que hace que no haya cristianos de primera y de segunda clase”. En la primera misa pública de un Papa en la península arábiga, Jorge Mario Bergoglio estuvo respaldado no solo por las más de 100.000 personas que se congregaban en el interior del estadio Zayed Sports City de Abu Dhabi. Fuera, otros 30.000 fieles seguían la misa en una pantalla gigante.

Los fieles aclaman al Papa a su llegada al estadio del Zayed, en Abu Dhabi/EFE

Los fieles aclaman al Papa a su llegada al estadio del Zayed, en Abu Dhabi/EFE

El rostro de los peregrinos era reflejo del crisol que es en sí mismo Emiratos Árabes: filipinos, indios, sri-lankeses, jordanos, palestinos, sirios, iraquíes… Todos ellos configuran una comunidad católica que oscila entre los 2,4 y los 3 millones de fieles. Esta diversidad se hizo presente en una celebración donde se alternó el inglés con el árabe. También en las peticiones universales, que fueron leídas en coreano, konkani y malayalam -lenguas de India-, tagalo -Filipinas-, urdú -Pakistán- y francés.

La vida como obra de arte

Francisco concelebró la eucaristía acompañado de obispo de Macon y vicario apostólico de Arabia Meridional, Paul Hinder. Durante la homilía, que se vertebró en el Evangelio de las Bienaventuranzas, Bergoglio aseguró que “para vivir las Bienaventuranzas no se necesitan gestos espectaculares. Miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente”, al mismo tiempo que recordó cómo el Hijo de Dios no pidió levantar “grandes obras” sino que “llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida”.

Miles de personas participan en la eucaristía celebrada por el Papa en Abu Dhabi/EFE

Miles de personas participan en la eucaristía celebrada por el Papa en Abu Dhabi/EFE

Así, reivindicó “la santidad de la vida cotidiana, que no tiene necesidad de milagros ni de signos extraordinarios”. Por eso, el Papa hizo hincapié en que “las Bienaventuranzas no son para súper-hombres” y quiso contagiar a la asamblea su idea de que ser feliz a la luz del Evangelio es una promesa en presente: “Si estás con Jesús; si amas escuchar su palabra como los discípulos de entonces; si buscas vivirla cada día, eres bienaventurado. No serás bienaventurado, sino que eres bienaventurado”.

Pobres frente a poderosos

Francisco también aclaró que frente al mundo, “que considera bienaventurados a los ricos, los poderosos, los que tienen éxito y son aclamados por las multitudes”, para Jesús son “bienaventurados los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aun corriendo el riesgo de ser ridiculizados, los perseguidos”.

Pronunciada en italiano por el Pontífice y traducida párrafo a párrafo por un sacerdote en árabe, en la homilía el Papa también reiteró cómo “no es bienaventurado quien agrede o somete, sino quien tiene la actitud de Jesús que nos ha salvado: manso, incluso ante sus acusadores”. En esta misma línea, citó a san Francisco para lanzar a la asamblea una advertencia. “No mantengan litigios ni contiendas”, subrayó para añadir de forma espontánea: “Esto vale también para los sacerdotes”.

Francisco besa el altar en el que celebró la primera misa de un Papa en la penísula arábiga

Francisco besa el altar en el que celebró la primera misa de un Papa en la península arábiga

De ahí que descartara igualmente que la vida cristiana “sea un elenco de prescripciones exteriores para cumplir o un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer”. “Ante todo, no es esto; es sentirse, en Jesús, hijos amados del Padre. Es vivir la alegría de esta bienaventuranza, es entender la vida como una historia de amor, la historia del amor fiel de Dios que nunca nos abandona”, planteó.

La alegría de seguir a Jesús

Si bien el Papa recordó que fruto de este seguimiento nace “una alegría que ninguna persona en el mundo y ninguna circunstancia de la vida nos puede quitar”, más adelante distinguiría que “seguir el camino de Jesús no significa estar siempre contentos”. Por eso, explicó que la alegría que nace de Dios “una alegría que da paz incluso en el dolor, que ya desde ahora nos hace pregustar esa felicidad que nos aguarda para siempre”.

Fue en ese momento cuando el Papa puso la mirada en los migrantes presentes en la celebración que conforman la comunidad católica de Abu Dhabi. “Ciertamente, para vosotros no es fácil vivir lejos de casa y quizá sentir la ausencia de las personas más queridas y la incertidumbre por el futuro. Pero el Señor es fiel y no abandona a los suyos”, expresó para animarles a continuación: “El Señor es especialista en hacer nuevas las cosas, y sabe abrir caminos en el desierto”.

El estadio Zayed en Abu Dhabi acoge una eucaristía presidida por Francisco/EFE

Consciente de la diversidad de la comunidad cristiana en Abu Dhabi, el Papa puso en valor precisamente el hecho de ser “un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía”. “Esta alegre polifonía de la fe es un testimonio que dais a todos y que construye la Iglesia”, apostilló.

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