Alfonso Bullón de Mendoza: “El catolicismo no puede vivir de espaldas a la sociedad”

Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP)

Del 16 al 18 de noviembre, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación San Pablo CEU celebran el XX Congreso Católicos y Vida Pública con el lema ‘Fe en los jóvenes’. Será la puesta de largo de Alfonso Bullón de Mendoza como presidente, tras su elección el pasado julio.

PREGUNTA.- Llega a la entrevista directamente del aula. Es un presidente a pie de obra…

RESPUESTA.- Mantengo mi actividad docente, es una buena forma de saber qué es lo que ocurre en tu casa.

P.- ¿Y cómo ve la casa?

R.- Está bien y con ganas. Se nos presentan muchos desafíos como ser Iglesia en salida o la apuesta por la juventud. Va muy ligado a nuestra esencia y nos invita a aumentar nuestra presencia en la vida pública y educativa.

P.- Católicos en la vida pública. Pero, ¿de qué manera? Hay quien reclama beligerancia y activismo, otros, insertarse como un ‘humus’ discreto.

R.- El catolicismo tiene que estar presente en la sociedad en la que se desenvuelve, en todos y cada uno de sus ámbitos. Los católicos tienen que dar testimonio dentro de su mundo profesional y entre sus amigos. Si, además, organizas un foro de reunión y reflexión, también ayuda. No podemos tener un catolicismo de espaldas a la sociedad en la que vivimos, tiene que estar integrado.

P.- Sucede a Carlos Romero. Unos hablan de continuidad en la ACdP, otros de ruptura…

R.- Ni continuidad ni ruptura. Nuestra casa tiene cien años y evidentemente no es de suponer grandes cambios por un presidente nuevo, aunque cada uno tiene su propia impronta. En la época de Romero hemos estado más centrados en nuestras obras y ahora vamos a mirar más nuestra presencia en la vida pública.

P.- Una duda: cuando uno busca el nombre de ‘Alfonso Bullón’ en Google, en no pocos sitios se le tacha de “carlista”. No sé si se lanza como arma arrojadiza contra usted…

R.- Yo soy historiador del carlismo, mi tesis doctoral fue sobre la primera guerra carlista. El carlismo político, desde mi punto de vista, termina en 1936, cuando fallece el último monarca de la dinastía carlista. Acusarte de carlista es algo que, si te das por aludido, es considerar que ser carlista es malo. Es como si te acusan de ser cartaginés: mire, Cartago ya no existe. Nunca he creído necesario desmentir que fuera carlista, porque es como si fuera algo deshonroso y nunca lo he creído. Tengo una magnífica imagen del carlismo, pero es una causa terminada.

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