Pilar Urbano: “El Papa no se corta en decir verdades allí donde se ataca al ser humano”

La periodista Pilar Urbano, en la presentación de su libro

Con medio siglo de periodismo a sus espaldas, Pilar Urbano ha escrito sobre la Casa Real, el 23-F, el juez Garzón o el CNI. En ‘La pieza 25. Operación salvar a la Infanta’ (La Esfera de los Libros) ahonda en el caso Nóos, en el que por primera vez un miembro de la monarquía declaró ante la Justicia. Antes de dar su paseo matutino, conseguimos arañarle un rato para hablar de su última investigación y de la Casa Real.

PREGUNTA.- En el libro habla de “interferencias” políticas e institucionales. ¿Cuál fue el gran complot y quiénes intervinieron?

RESPUESTA.- Lo llamo complot porque es una reunión que da repelús (quizá hubo más). El Rey Juan Carlos, como padre, preocupado por el destino de su yerno, y luego de su hija, es natural que busque el mejor equipo. Pero como Rey, no es de recibo que se reúna con el presidente del Gobierno, el ministro de Justicia, el fiscal general del Estado y el fiscal Anticorrupción. Quería diseñar que la infanta no solo no fuera acusada, sino tampoco imputada.

P.- ¿De qué modo ha perjudicado al inicio del reinado de Felipe VI?

R.- Mucho. Felipe VI ha tenido que batirse porque recibe una corona abollada, depreciada, devaluada. Además, con el tema del catalanismo y un republicanismo pujante. Lo primero que hizo fue una cirugía para alejar al miembro corrupto de su propia familia, su hermana, con todo el dolor. (…)

P.- Sabemos que es una mujer de fe. ¿Qué opina de Francisco?

R.- Que tiene una relación muy intensa con Dios y que reza muchas horas al día. Otra dimensión especial es su defensa del mundo doliente: presos, marginados, enfermos, refugiados, perseguidos… Es el Papa de la misericordia. Otra faceta importante es que da una homilía diaria, en Santa Marta, ante mucha gente de paso, que pueden ver cómo celebra el acto más importante de la vida de un sacerdote. Esa es la catequesis más importante que da: pronunciar una misa honda y vivida profundamente. Por último, ‘no se corta un pelo’ a la hora de decir verdades políticas allí donde se ataca al ser humano.

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