La Iglesia tras el 1-O: ¿y ahora qué?

  • La agitada situación política y social ha subido de intensidad tras las jornada del domingo
  • Vida Nueva ha pulsado la opinión de reconocidas voces cristianas de Cataluña para conocer “y ahora qué” y cuál debería ser el papel de la Iglesia
  • Reportaje ‘A fondo’ completo solo para suscriptores

dos chicas con la bandera estelada independentistas de Cataluña y la bandera de España 1 octubre 2017

La agitada situación política y social que se vive en Cataluña ha subido en intensidad tras la jornada del 1-O, marcada por la violencia y los resultados de un referéndum ilegal cuyo siguiente y anunciado paso es la declaración unilateral de independencia.

En este contexto, Vida Nueva ha pulsado la opinión de reconocidas voces cristianas de Cataluña (aunque los participantes en este reportaje son solo la mitad de las personas a las que esta revista pidió su respuesta a los siguientes interrogantes).



JOSEP MARIA CARBONELL, decano de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna. Universitat Ramon Llull

PREGUNTA.- ¿Y ahora qué?

RESPUESTA.- Con la brutal represión de los cuerpos de seguridad del Estado, todo se ha complicado aún mas. De todos modos, la única salida a la actual situación es un doble pacto. Un pacto interior en Cataluña que alcance al menos el 75% de la población; y un pacto entre Cataluña y España. No hay otra salida. Cataluña se encuentra dividida, cada día más dividida, por la mitad, y las relaciones entre las dos mitades –hasta hace unos meses respetuosas– se han ido degradando en gran manera hasta afectar a la misma convivencia.

¿Existe margen para el doble pacto? Creo que sí, pero todos, todos, también en Cataluña, han de reconocer los errores de estos últimos años, reconstruir una narrativa del acuerdo que evite la confrontación y que reconstruya puentes. Y buscar nuevos interlocutores.

P.- ¿Qué papel deben jugar en este escenario la Iglesia y los cristianos de Cataluña?

R.- Los cristianos catalanes también estamos divididos. La Iglesia en Cataluña ha sido prudente y sus posicionamientos han sido criticados por los sectores más radicales de ambos bandos. La Iglesia catalana ha de continuar con prudencia, convocando a la unidad y al diálogo. En Cataluña, el diálogo se ha roto y la Iglesia puede ser una de las instituciones para volver a impulsarlo.

FERNANDO CORDERO, SS.CC. Col.legi Padre Damián (Barcelona)

PREGUNTA.- ¿Y ahora qué?

RESPUESTA.- Ambiente de tristeza y de profunda preocupación en mi entorno. La variedad de perspectivas precisará un diálogo intenso y el firme propósito de crear puentes ante el laberinto. Transitar por el laberinto es el viaje simbólico al interior de uno mismo y al interior de un pueblo. Buscar salidas, con un diálogo que mire a Cataluña y al resto de España, analizando el camino recorrido juntos, llevará a actitudes que permitan el entendimiento.

P.- ¿Qué papel deben jugar en este escenario la Iglesia y los cristianos de Cataluña?

R.- Mossèn Cinto Verdaguer describe dos campanarios, en el poema épico Canigó, que dialogan y se cuentan sus recuerdos. Como los campanarios, los cristianos hemos de remitir al encuentro con Dios y con los hermanos. Nuestra tarea, como campanarios sin campanas, es silenciosa, pero invita a envolverlo todo desde la música del mandamiento universal del amor. Sin olvidar el espíritu de Antoni Gaudí, que nos inspira a ser Iglesia con los retablos al aire libre.

M. VICTORIA MOLINS, Compañía de Santa Teresa

PREGUNTA.- ¿Y ahora qué?

RESPUESTA.- Si lo que se esperaba era triunfar frente al Gobierno español, ahora seríamos los derrotados, heridos y humillados. Y todo habría acabado. Pero como no era eso lo que se perseguía, sino que el pueblo catalán manifestara el derecho a opinar sobre su futuro, ahora no ha acabado nada. Ahora empieza todo. Solo viviendo intensamente unida al pueblo catalán, mi pueblo, se puede entender lo que hemos conseguido: que el mundo entero sepa lo que somos capaces de realizar, en un ambiente de paz, de serenidad, de hermandad –que muchos medios de comunicación han negado, mintiendo claramente– para defender un derecho natural: el de decidir democráticamente. Y creo que, por desgracia, la misma actitud represiva nos ha afianzado en ello.

P.- ¿Qué papel deben jugar en este escenario la Iglesia y los cristianos de Cataluña?

R.- El que jugamos antes del referéndum y seguiremos jugando desde ahora en adelante: acompañar procesos a la manera evangélica, sin fomentar odios hacia los que piensan lo contrario, pero defendiendo la verdad histórica y los valores de un pueblo que sabe unirse desde las raíces de su fe y apoyar lo que es justo, aunque en algún momento deba oponerse a los poderes fácticos. Ya Jesús advirtió a sus discípulos: “Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos… No ha de ser así entre vosotros…, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor…” (Mt 20, 26). Yo, como muchos cristianos, estaré al lado del pueblo desde esa postura evangélica no reñida con la lucha pacífica.

Otras voces en este reportaje

Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense

Xavier Casanovas, director de Cristianisme i Justícia-Fundació Lluís Espinal

Miriam Díez Bosch, directora del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura

Eduard Ibáñez, director de Justícia i Pau

Laia de Ahumada, filóloga y escritora

Andreu Ibarz Mellado, director general de Blanquerna-Universidad Ramon Llull

Roser Solé Besteiro, teóloga

Jaume Aymar Ragolta, director de Catalunya Cristiana y Ràdio Estel

Ramon Prat, sacerdote de la Diócesis de Lleida

Victoria Camps, catedrática emérita de Filosofía Moral y Política, Universidad Autónoma de Barcelona

Peio Sánchez, sacerdote de la Archidiócesis de Barcelona

Jordi López Camps, ex director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña

Ramon Bassas, colaborador de Catalunya Religió

Eulàlia Tort, periodista y cristiana comprometida

Assumpta Sendra Mestre, profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación Blanquerna

José Ignacio González Faus, jesuita

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