¿Para qué sirve un viejo?

Reflexiones sobre la vejez en Colombia

Según las cuentas, los viejos somos el 7.8% de la población en Bogotá. El problema es que en Bogotá y en el mundo no se sabe qué hacer con ellos. No se puede aplicar el control de la natalidad que fue el mecanismo de defensa cuando al mundo le pareció excesivo y amenazante el número de bebés.

Con los viejos el problema es más complejo, así que la solución es sacarlos de la circulación. A eso equivalen las edades de retiro o de jubilación cuando le dicen: “usted ya llegó a la edad de descanso, queda pensionado”. Así la sociedad gana un puesto de trabajo y usted queda en la banca de los ociosos. Es una manera de decir que el viejo ya no sirve.

Y esto concuerda con otro pensamiento de la misma sociedad mundial: solo son útiles los que producen, y el viejo, por cansancio, por deterioro físico o mental, ya no produce. ¿Y qué es producir?

Aportar dinero o cosas o servicios. A eso se reducen las utilidades que se esperarían del viejo.

Hay, por tanto, una urgencia en el mundo: saber para qué es útil un viejo. El mundo con los viejos se me parece a alguien que tiene entre las manos un aparato costoso pero no sabe qué hacer con él.

El mundo, nosotros, no sabemos para qué sirve un viejo. Es el tema de un conversatorio organizado por la revista Vida Nueva semanas atrás: ¿para qué sirve un viejo?

La pregunta fue recibida con ánimo crítico: “la noción de utilidad es construcción de una sociedad donde predomina un valor economicista”, anotó en su ponencia la experta Elisa Dulcey. “La pregunta misma es una enfermedad y si la ponemos en relación con las personas el asunto es peor aún”, comentó el filósofo jesuitaVicente Durán; coincidió con él Christel Wasiek, educadora, desde Alemania; la directora de postgrado en sicología de la Universidad Javeriana, Johana Benban, observó: “es una pregunta que obedece a la lógica de consumo”; la sicóloga clínica Sonia Meluk, desde Nueva York, opinó: “preguntar para qué sirve un viejo es cosificar a las personas. Entre líneas se puede estar perpetuando el estereotipo del viejo que no hace parte del grupo activo”.

“Es una pregunta dolorosa”, respondió la estudiante de doctorado en sicología social Mónica Sánchez; “es un planteamiento muy utilitarista” dijo, desde Córdoba, España, Anna Freixas, sicóloga; “es una pregunta difícil de responder en una sociedad utilitarista” fue la reacción de la enfermera y profesora de la Universidad de Caldas Guadalupe María Henao.

A pesar de todos los reparos, el numeroso grupo que colmó la sala de conferencias de Universidad de Santo Tomás, respondió que hoy por hoy el viejo sirve:

  • Para compartir sus experiencias
  • Para cuidar a los nietos; a veces los maleducan
  • Para valorar el momento y revelar el valor de la vida
  • Para dar y recibir amor; son queridos y querendones
  • Para enseñar a vivir en soledad
  • Son el eje central del hogar
  • Son eslabón entre generaciones
  • Son fuente de sabiduría y experiencia
  • A veces estorban
  • O son silenciados en la familia
  • Enseñan valores y esfuerzo

Vea el reportaje completo en Vida Nueva Colombia 176

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