Desde su fundación, el Monasterio de Montserrat ha sido siempre un lugar de oración, de vida evangélica, de peregrinación y de esperanza. Que su fundador fuera el abad y obispo Oliba, uno de los promotores de la paz más importantes que hubo durante la Edad Media, ha marcado profundamente al monasterio a lo largo de su historia. Durante mil años, Montserrat ha querido ser un lugar de acogida y de encuentro, un lugar de escucha, de comprensión y de paz. Así, la huella de su fundador potenciaba el carisma que los monjes benedictinos han intentado vivir desde los inicios de la Edad Media, en el siglo VI.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- EDITORIAL: Montserrat: mil años más de fraternidad
- ENTREVISTA: Bernat Juliol: “No queremos que se nos etiquete, queremos ser de todos”
- OPINIÓN: Mil años hace que el sol pasa, por Ramon Bassas
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El año 1964, el papa san Pablo VI resumió la vida monástica benedictina, cuando proclamó a san Benito como patrón de Europa, destacando tres símbolos de su legado: la cruz, el libro y el arado. Estos símbolos representan la fe, la cultura y el progreso social. En el Monasterio de Montserrat, estos valores han estado presentes durante siglos, con los monjes trabajando para difundirlos más allá de las paredes del cenobio. Montserrat ha sido un lugar arraigado a la tierra catalana, pero abierto al mundo, manteniendo un compromiso con la fe, la cultura del país y el progreso social. A través de su editorial, ha potenciado el uso de la lengua catalana; especialmente, gracias a su publicación ‘Documents d’Església’ ha facilitado el acceso a los principales documentos vaticanos y del ámbito eclesial en nuestra lengua vernácula.
‘Ora, lege, labora, rege te ipsum in communitate’. Este es el lema propuesto por Montserrat con motivo de la celebración de su milenario: “Ora, lee, trabaja, gobiérnate a ti mismo en comunidad”. Se trata, ciertamente, de un lema muy monástico, pero que a la vez se puede y –de hecho– tenemos que aplicar a todos los miembros del Pueblo santo de Dios.
‘Ora et labora’
- ‘Ora’: la plegaria es la cima de este lema y también de la vida cristiana, dado que lleva a cumplir la voluntad de Dios, de nuestro Señor Jesucristo.
- ‘Lege’: leer como símbolo de cultura, y la cultura como expresión de la belleza del alma humana.
- ‘Labora’: si oramos y nos cultivamos espiritualmente, es entonces cuando podremos entender que el trabajo se convierte en un instrumento de realización personal y de transformación del mundo.
- ‘Rege te ipsum’: la tradición monástica nos enseña que conocerse a sí mismo y tomar el control de la propia vida es la fuente de la auténtica libertad.
- ‘In communitate’: es imposible controlar la propia vida sin la ayuda de la comunidad, sin la ayuda de los demás, sin todos aquellos que, formando Iglesia, nos sostienen y aguantan nuestras propias crisis y sufrimientos.
(…)