Tribuna

La provocadora dimensión social de Lucas [1]

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Todo ideal que se precie de bueno intenta cambiar el mundo. Los jóvenes son campeones de estos lindos deseos. Deseos que quieren combatir y vencer a la injusticia, las desigualdades, el egoísmo, la falta de trabajo digno, la pobreza, la corrupción y tantos más que como jóvenes hemos tenido ¡y ojalá sigamos teniendo!; de lo contrario estaremos atravesando el “Síndrome de corazón endurecido”.



Hay un médico que ha estudiado esta Síndrome en profundidad, ha realizado observaciones de campo y con el ejemplo de su Maestro nos ha dejado procedimientos preventivos y paliativos. Ese médico es San Lucas, autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles.

Al leer sus escritos dejando de lado la actitud especial que nos impone el hecho que es Palabra de Dios, parecería que Lucas provoca, es de izquierda, es un socialista[2] . Si analizamos los contextos y lo que destaca de su Maestro Jesús, bastante de cierto hay en esta afirmación que quizás hizo abrir más los ojos al lector.

El contexto de la vida de Jesús era una sociedad con un pueblo romano opresor y un pueblo judío oprimido, autoridades civiles y religiosas atadas a mandatos rígidos y normas con moralina; algunos ejemplos: La ley del sábado, el no juntarse entre determinados grupos sociales, el ojo por ojo, el aislamiento de los leprosos, lapidaciones públicas y muchos más. La novedad de Jesús es un horizonte superior a todo esto: la misericordia.

El Evangelio Social

El Evangelio Social

El Evangelio de Lucas es el de la misericordia en donde un padre en lugar de darle su merecido a su hijo repara sus heridas con amor, en donde una moneda o una oveja perdida valen más que muchas junto a su dueño. Lucas tiene sensibilidad de médico, simpatiza con los pecadores y los oprimidos, con los que sufren, los peregrinos.

Denuncia la comodidad y la indiferencia diciendo ¡ay de ustedes los que ríen, los que están hartos, los que son alabados!

Destaca el canto de María que dice que el Señor dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, despide a los ricos con las manos vacías y a los que tienen hambre los colma de bienes. También simpatiza con los samaritanos a quienes se los tenía como herejes y juzga con severidad a los maestros de la ley, poniendo a un samaritano como ejemplo de misericordia, quedando el resto como enfermos crónicos del “Síndrome del Corazón endurecido”.

Entre los cuidados paliativos del Síndrome nos presenta el ejemplo de Zaqueo, el cobrador de impuestos, el explotador de sus propios hermanos. Es cuestión de acercarse, invitarlo, escucharlo. Esa es la terapia adecuada. Terapia que también sirve para la tristeza y la frustración y que se aplica con los discípulos de Emaús.

Este médico al tratarnos el Síndrome del Corazón endurecido nos refresca, despierta los ideales que se han quedado dormidos o sentados cómodamente. Su provocación es una invitación a la buena transgresión, la que se hace por un buen ideal, por el Evangelio.

El mérito de la terapia de Lucas, que tanto bien nos hace, consiste en embeberse de las Enseñanzas del Maestro y con Él y por Él hacerlas vida.

Los invito a seguir encontrando medicinas en este Evangelio Social de Lucas. Los que sufren a causa de los que tienen el Síndrome del Corazón endurecido nos agradecerán.

[1] Cfr. MARTINI, Carlo María, Coloquios nocturnos en Jerusalén, Ed. San Pablo, Madrid, 2008, 112-114.
[2] Evitemos al leer esto poner ejemplos, solo invito a pensar la teoría

Foto: Lightstock