“¿Cómo salvar a tu hermano? se paga con la vida, la palabra y el honor.
¿Cómo salvar del pecado, si nadie cree en la redención?” (Sosa, Patricia – Pecados capitales, 1996)
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
A partir de estas preguntas podríamos imaginar un diálogo con otras personas para vincularnos al estilo de Jesús. Y, por lo tanto, dejar caer la mentalidad de ir al otro para convertirlo. En el texto lucano de Emaús, el Peregrino se acerca y camina con ellas escuchando sus vidas y luego les ayuda a comprender lo vivido.
1. Encontrar el sentido de la existencia
Una de las grandes problemáticas de la vida contemporánea es la falta “del gusto de vivir”. Obviamente no es algo nuevo. Quien nos aporta una maravillosa perspectiva es Víctor Frank en su obra “El hombre en busca de sentido”. En la antigüedad griega se debatía por el origen o el principio de todo: el arjé. Algunos lo buscaban en elementos materiales y otros en la trascendencia como aquel “el primer motor inmóvil que atraía a todas las cosas hacia sí por medio de la eudaimonia, la felicidad” (Curia, Christian, 2018, pág. 42).
En el Evangelio, como buena noticia, se nos presenta a Jesús proponiendo ese sentido de la existencia en donde la vida se plenifica en la felicidad: el Reino del Abba/Imma. Este contenido/experiencia es para él su regocijo más grande y lo presenta como el principio, meollo y fin de la vida creyente, porque en él se vive “ese amor de predilección que es desbordante, participativo, inclusivo, causa de todo cuanto existe (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (cap. 102), creativo, amplio, aperturista, difusivo. En la predicación de Jesús el Reino es todo, y todo adquiere desde esta experiencia sentido.
El jubileo es justamente una vivencia de esta centralidad, porque el Reino es ese ágape que todo lo abarca, penetra y vivifica. Por tal motivo, este tiempo de gracia, es una oportunidad para revisar la propuesta evangelizadora. El signo más elocuente será que el Reino está incorporado como contenido y método de la evangelización, que el “tema” (si se puede llamar así) central de lo que decimos es ese, y lo demás adquiere la relatividad que le corresponde. Un simple detalle: en el evangelio la presencia de Dios es concreta y motivo de conversión. Si nosotros aún seguimos diciendo “nos ponemos en presencia de Dios y que la gente se convierta para llegar al Reino” el Evangelio está muy lejos de nuestra propuesta. ¡Dios se acerca antes de nuestras acciones! Y nuestra conversión es fruto, no causa.
2. El sentido existencial: la alegría
La alegría es un don teologal (Curia, Christian, 2008, págs. 10-23), aunque suele ser la menos predicada o cuando se lo hace se la presenta como un logro o algo que “tenemos que hacer o decir con”. Paradoja de las bienaventuranzas: ahí la alegría es por la acción y presencia de Dios.
El Jubileo 2025 es una oportunidad para revivir la alegría como don que proviene de la presencia y acción de Dios en lo cotidiano de nuestra existencia. Para ello, nos parece pertinente mencionar algunas teologías propicias para que este año (y los que vengan) lo vivamos jubilosamente.
a. Teología de la audacia evangélica: El Reino de Dios
En la Teología del Reino, el anuncio se vincula con lo hierofánico, que proviene del griego (hieros: sagrado y faneia, manifestar), y quiere expresar la exhibición o “la irrupción de lo sagrado (…) hace posible el paso, de orden ontológico, de un modo de ser a otro” (Eliade, Mircea, 1967). Las manifestaciones de lo divino nos llevan a festejar/celebrar alegremente porque… “nuestra boca se llenó de risas, y nuestros labios de canciones” (Sal. 126/125), vivenciando que, quien está detrás de las hierofanías, nos rebasa y desborda. Y balbuceamos esa profundidad siendo creyentes en libertad, comunión, fraternidad… y no en la obsecuencia, que es el distintivo del temor.
b. Teología de la gratitud
La santidad de y en Dios nos impulsa a ser agradecidos, cercanos y serviciales. Los seres humanos somos renovados en lo sagrado. Los cristianos hacemos memoria de Jesús, el Cristo, que “por su encarnación se identificó en cierto modo con todos los hombres (…) es verdaderamente uno de nosotros” (Concilio Vaticano II – GS, 1965)(# 22). Una de las grandes intuiciones de la fe cristiana es que no existe espiritualidad sin humanidad, ni lo contrario, porque todo ser humano es capaz de Dios por naturaleza: Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Si la práctica piadosa provoca dicotomía en este punto, evidentemente esa acción necesita volver al Reino del Abba/Imma. ¡El jubileo es el momento!
c. Teología de la salvación
Manifestar el Reino del Abba/Imma es augurar la salvación, porque son dos aspectos medulares de nuestra creencia: hemos sido salvados y a la vez emprendemos un camino de liberación para los demás que nos lleva a la plenitud. Dios al crear salva e invita a seguir el sendero salvífico. Los creyentes en Jesús, el Cristo, profesamos, celebramos y anunciamos que ya fuimos salvados por eso sacamos cargas, aligeramos el camino, dejamos de lado la perspectiva de la culpa, y buscamos sinodalmente un itinerario permanente de promoción humana. Esta salvación como gracia y don gratuito la pregustamos y celebramos en la liturgia. (CEA – Misal Romano. Reformado por mandato del Concilio Vaticano II, 1981) (CEA, Misal Romano Cotidiano, 2011). La más rica tradición paulina insiste que fuimos redimidos siendo pecadores (Rom. 5, 8), porque la fe cristiana experimenta que:
“Ningún pecado es demasiado grande: una miseria finita, por muy enorme que sea, podrá ser cubierta por una misericordia infinita. Ni tampoco nunca es demasiado tarde: Dios no sólo se llama Padre, sino Padre del hijo pródigo, que nos divisa cuando aún estamos lejos, que se estremece y, corriendo, viene a arrojarse a nuestro cuello y a besarnos tiernamente” (Luciani, Albino – Juan Pablo I – Ilustrísimos Señores, 1978, pág. 28)
d. Teología de la gratuidad hecha plegaria
El misterio de fe que creemos, es el que celebramos. Por eso en reiteradas oportunidades, en la Eucaristía se encuentran afirmaciones que exaltan la salvación. Sería un poco extenso detallarlas, para ahondar en ellas recomiendo la lectura del libro “La #vida nos da #señales” (Curia, Christian, 2018, págs. 48-50). En esta oportunidad mencionaré dos citas. Una es en la misa de Navidad cuando rezamos: “Dios misericordioso, concédenos que el Salvador del mundo que hoy ha nacido, así como es el autor de nuestra filiación divina, nos haga también partícipes de la inmortalidad” (CEA – Misal Romano. Reformado por mandato del Concilio Vaticano II, 1981, pág. 153). Y la otra es en el Rito del Lucernario de la Vigilia Pascual, fiesta de toda fiesta, madre de toda celebración; donde expresamos jubilosos:
“Queridos hermanos: En esta noche santa en la que nuestro Señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a sus hijos diseminados por todo el mundo a que se reúnan y permanezcan en vela para orar. Si hacemos presente así la Pascua del Señor, escuchando su palabra y celebrando sus misterios, esperemos con fe compartir su triunfo sobre la muere y de vivir para siempre con él en Dios” (CEA, Misal Romano Cotidiano, 2011, pág. 280)
3. Teologías Caducas o de calamidades
Frente a las propuestas del Reino, muchas veces la religión se ha quedado con un bagaje cultural anacrónico que la lleva a predicar algo que no tiene mucho sustento con la propuesta de Jesús. Con Francisco, Obispo de Roma, se vuelve a hacer eco de la alegría y salvación como don, aunque a algunos evangelizadores lo hacen con cara de funeral (Francisco, EG, 2013)(# 10). Ubicándonos más en la línea del gran Juan XXIII, el Papa Bueno, quienes no asumen las teologías jubilosas se transforman en profetas de calamidades “que van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando (…) Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente” (Juan XXIII – GME, 1962). Por tal motivo, el jubileo peregrinos de esperanza, es un tiempo propicio para dejar caer las estructuras o teologías caducas (CELAM – DA, 2007). Entre ellas mencionamos:
- Teología o espiritualidad de la virtuosidad que pone el acento en lo que cada uno hace o deja de hacer, y no en la acción salvadora realizada por el amor de Yahveh. Esta pseudoteología, hiere profundamente la acción pastoral porque una de las notas sobresalientes es remarcar constantemente la culpa y la debilidad para favorecer la sumisión y otras desviaciones. Y, por lo tanto, para alcanzar o ganar la salvación se busca satisfacer a un Dios que no es el de Jesús.
- Teología o espiritualidad del poder (Cristiandad). Esta cosmovisión centra su acción en las tareas realizadas por las autoridades quedando todo a criterio de quien manda, derivando, frecuentemente, en una idolatrización con privilegios para los súbditos obsecuentes. Y una práctica totalitaria o de cancelación contra quienes no lo son. Se genera un clima de terrorismo o de temor religioso. Incluso poniendo a unos creyentes contra otros en una cruzada moderna.
- Teología o espiritualidad del pecadocentrismo, que pone el acento en el pecado y no en la gracia. Por lo tanto, en la práctica religiosa se centra en quién puede borrarlo, afirma que se tiene que estar en gracia para recibir la gratuidad. Se suele insistir en las miserias, debilidades, fracasos, obstáculos, limitaciones, caídas, etc., que puede llegar a tener el ser humano. Es frecuente escuchar, afirmaciones en las que el pecado pareciera ser superior a la acción salvadora de Jesús, el Cristo. En consecuencia predomina la cara de ajíes en vinagre o de funeral(Francisco – Misa Crismal, 2015).
- Teología o espiritualidad narcisista/yoista. Todo está centrado en: “yo tengo, yo hice, yo dije, yo pido por mí”, etc. Es frecuente encontrar oraciones o canciones, que se usan en la liturgia, que expresen esta característica, dejando de lado los términos comunitarios: pueblo, comunidad, sociedad, nosotros, somos, etc. Además, es intimista porque todo concluye en uno, no hay apertura a los demás, ni a la gracia: se reza “yo para que yo”.
- Teología de la tumba o del morbo de la fe: abundan ciertas expresiones que ponen el acento en el dolor, sufrimiento, sacrificio, en la sangre, etc. Y obviamente, si no se realizan esas pautas sobrevendrán situaciones de angustia, tristeza, enfermedades, dolores, calamidades, etc. A menudo, están ligadas al culto de la muerte en la que los cadáveres tienen su centralidad y que la fe dará el premio de la inmortalidad o la luz que no tiene fin a las personas según la virtud, la culpa o la penitencia que han hecho para superar las consecuencias del pecado.
Intentando responder a las preguntas iniciales de la canción citada, nos parece que la manera de hacerlo es configurarnos de forma existencial y, por ende, pastoral por encontrar sentido a la existencia desde la audacia evangélica, la gracia y la gratitud, siendo comunidades que creen, celebran y anuncian la salvación ya realizada por, con y en Jesús, moldeándonos con las teologías que brotan del evangelio, de la celebración de la vida pascual y el Reino presente en nuestras vidas y culturas, para convertir nuestras opciones teológicas y dejar caer las ya caducas o de calamidades.
Felices desde la Vida Nueva…
#catequistas #catequesisrenovada #catequesis #pensarlacatequesis #fransdevos #hacercatequesis #espiritualidad #vocación #ministeriodelacatequesis #christiancuria #VidaNueva #ElGustoDeVivir #tecreo #unpocodeairefresco #entornoalamesa #lavidanosdaseñales #unaaventuramaravillosa
Trabajos citados
Aquino, Tomás de – Compendio de Teología. (1980). Compendio de Teología. Madrid: RIALP SA.
CEA – Misal Romano. Reformado por mandato del Concilio Vaticano II. (1981). Misal Romano. Reformado. CABA: Oficina del Libro.
CEA, Misal Romano Cotidiano. (2011). Misal Romano Cotidiano. Buenos Aires: Oficina del Libro.
CELAM – DA. (2007). Documento de Aparecida. Buenos Aires: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – Gaudium Et Spes (07 de Diciembre de 1965). Obtenido de https://www.vatican.va
Curia, Christian. (2008). Un poco de aire fresco. Bases para la espiritualidad del Catequista. Buenos Aires: Claretiana.
Curia, Christian. (2018). La #vida nos da #señales. Buenos Aires: PPC.
Eliade, Mircea. (1967). Lo sagrado y lo profano. Madrid.
Francisco – Misa Crismal (02 de Abril de 2015). Obtenido de https://www.vatican.va
Francisco, Evangelii Gaudium (24 de Noviembre de 2013). Obtenido de https://www.vatican.va
Juan XXIII – Gaudett Mater Ecclesia – Discurso Inaugural del Concilio Vaticano II (11 de Octubre de 1962). Obtenido de https://www.vatican.va
Luciani, Albino – Juan Pablo I – Ilustrísimos Señores. (1978). Ilustrísimos Señores. Madrid: BAC.
Sosa, Patricia – Pecados capitales (1996). www.patriciasosa.com. Obtenido de https://www.youtube.com

