Bendito el lugar y el motivo de estar ahí. Bendita la coincidencia. Bendito el reloj que nos puso puntual ahí. Bendita sea tu presencia. Bendito Dios por encontrarnos en el camino y de quitarme esta soledad de mi destino. Bendita la luz. Bendita la luz de tu mirada. Bendita la luz (Sosa, Patricia & Mijares, Manuel, 2025)
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Cada día tiene esa experiencia tan humana de convivir con dos elementos que parecen contrapuestos: luz y oscuridad. Se ve de manera notoria con el devenir de cada jornada en la cual se distinguen horas de luminosidad y otras de tinieblas. Nuestras mismas decisiones nos hacen transitar por momentos similares.
Hay períodos en que las “tinieblas” cubren tanto tiempo que la luz al final del túnel pareciera no llegar nunca y que cuando acontece, todo adquiere una nueva perspectiva, porque esa luminosidad da sentido a la existencia jalonándola hacia un proyecto vital.
En esta semana, continuando con el prólogo del Evangelio de Jesús según Juan, nos queremos detener en los versículos que mencionan estos elementos de luz y oscuridad (Jn. 1, 4 – 13):
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la vencieron”
1. Luz brillante y vitalizadora
Con esos versículos se abriría un camino de fe que nos ubicaría referenciados en la luz: la vida era la luz, ésta brilla en las tinieblas, viene un testigo suyo, la palabra es la luz que ilumina a todo hombre (iterando la vivencia), que estaba en el mundo y lo creó, algunos no la reconocen y otros sí… pero ella brilla ante sus ojos.
Con esta experiencia vital, descubrirnos que la Palabra se ofrece como vida, como luz invencible y que engendra personas luminosas, porque quienes creemos en ella somos llamados hijos de la luz (Jn. 12, 36).
A su vez, no obliga, no exige nada previo, no se impone… se ofrece incluso en situaciones de oscuridad.
Nuevamente, pareciera que el anuncio del Evangelio choca con ciertas espiritualidades, corrientes teológicas y prácticas piadosas donde se afirma lo contrario. La luz no llega cuando todo está limpio e iluminado, sino cuando todo está oscuro, cuando la penumbra rodea la existencia y transforma la negrura en espacio de manifestación: donde en la existencia se alumbra (da a luz) la siempre presente acción de la Trinidad. Es una claridad que va acompañando el proceso de alumbramiento y continua hasta la plenitud de los tiempos.
Todo un desafío evangelizador… porque rompería un modelo pastoral de imposición, de culpabilidad, de castigo, de morbo de la fe que acentúa el dolor, la acusación, el reproche, etc., dando paso un prototipo de anuncio que se nutre de los principios pedagógicos de la Palabra:
- Da luz
- Da vida
Si nuestra evangelización y catequesis, siguen insistiendo en el “deber ser”, en que lo primero es nuestra preparación para que la gracia actúe, en que el esfuerzo y compromiso es más importante que el don… ¡seguiremos siendo tinieblas y no hijos de la luz! Si nuestra propuesta eclesial sigue siendo de pureza y puritanismo, ¡seguiremos siendo ghettos que viven en tinieblas! Lo más asombroso, es que la luz, la palabra, la vida seguirá dando vitalidad allende de nuestras propuestas, porque el “Espíritu actúa fuera de los límites visibles y oficiales de la iglesia” (Congar, Yves, 2012, pág. 25). La luz graciosa de la Palabra seguirá actuando en espacios y lugares de “manera solo por Dios conocida” (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#22).
2. Luz que nos ubica
Contemplando nuevamente lo meditado hasta el momento, re descubrimos que la acción de Dios es donada, regalada, brindada. La luminosidad brilla… el sol alumbra sin que nosotros giremos a la Tierra a su alrededor.
El prólogo de Juan, luego de esta profunda convicción de la iniciativa de Dios, menciona el arribo de un testigo de la luz. ¡Nuevamente la paradoja cristiana: todo es gracia! Incluso cualquier testimonio que se nos brindan u ofrezcamos.
La fe cristiana cree, celebra y anuncia a un Dios que es graciosos, porque “se nos adelanta, nos precede, toma la iniciativa, busca, suscita no está indiferente ante la vida del ser humano. Al reflexionar en torno a Dios como gracioso, nos introducimos en el tema de la gracia. Que llamativamente, tiene la misma raíz etimológica” (Curia, Christian, 2013).
La luz nos ubica porque somos simple y sencillamente testigos de esa graciosidad de Dios.
Si nuestra acción pastoral nos pone en el centro, como diría un querido beato: “seremos menos creíbles” (Pironio, Eduardo Francisco, 1986), porque iteramos vocablos autorreferenciales haciendo que la existencia se encuadre en nuestros esquemas, que en algún momento serán caducos, porque la luz vendrá y nos ubicará de tal manera porque “las sombras son transitorias, aun la oscuridad debe terminar, vendrá un nuevo día, cuando el sol brille, brillará hasta la oscuridad” (Jackson, 2002)… ¡Ese día apareció… aparece… aparecerá ante nuestras miradas! Los verbos “iluminar y venir están expresados en tiempo presente, con lo que indica que son acciones continuas y permanentes” (Rivas, Luis Heriberto, 2005, pág. 129).
La Palabra, que es luz y vida, nos pone en coordenadas testimoniales: el centro es la acción de Dios, nosotros como creyentes somos simple y sencillamente testigos de esa claridad. Ella hace que la vida tenga sentido, que al vivir y convivir nos descubramos amados y hermanos los unos de los otros, donde la fraternidad es más importante que las ubicaciones en los primeros puestos, donde la cordialidad y la cercanía es medular en la fe cristiana superando la obsecuencia y acatamiento oscuro.
Palabra, luz y vida… serían cualidades de la pedagogía de Dios, manifestaciones de su propio misterio que se nos ofrece para que tengamos vida en abundancia.
3. Luz que alumbra
Como Juan, que vino como “testigo de la luz”, queremos unirnos con todas las personas que están viviendo situaciones de oscuridad y tinieblas en nuestro mundo, muy especialmente por las víctimas de la invasión rusa en Ucrania y del genocidio del pueblo palestino, elevando nuestra voz y compromiso para que llegue a todos ellos una solución que les permita vivir en paz, con luz y con posibilidades donde la vida sea cuidada, sea alumbrada. Y nos encuentre siendo testigos de la luz, oponiéndonos a estructuras e ideas de oscuridad, opresión, hambruna, matanza, etc.
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Trabajos citados
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’ (1965).
Congar, Yves. (2012). ‘Sobre el Espíritu Santo. Espíritu del hombre. Espíritu de Dios’. Madrid: Sígueme.
Curia, Christian. (2013). ‘Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús’. CABA: Claretiana.
Jackson, P. (Dirección). (2002). ‘El señor de los anillos. Las dos torres’ [Película]. Recuperado el 2025.
Pironio, Eduardo Francisco. (1986). ‘Diálogo con laicos’. CABA: Patria Grande.
Rivas, Luis Heriberto. (2005). ‘El Evangelio de Juan. Introducción. Teología. Comentario’. Buenos Aires: San Benito.
Sosa, Patricia & Mijares, Manuel (2025). ‘Bendita la luz’. CABA.
