1. Momento estelar
Una de las características de nuestra humanidad es la datación. A todo le ponemos fecha, año, siglo, milenio, etc. Pareciera que nuestra existencia depende de este criterio porque sino sería confuso saber si fue antes o después de tal día, si pasó en la tarde o a la noche, etc. Cuando queremos conocer lo vivido, tanto sea por uno como por otras personas, necesitamos la periodización para ubicarnos. A lo largo de esa vivencia hay fechas que se transforman en “mojones” que van orientando la existencia o los tramos recorridos. Los romanos tenían las denominadas “piedras miliares” que eran columnas que indicaban “los mil pasos” desde un punto a otro, desde un centro hacia donde se dirigía la vía o recorrido. Estos recursos, también poseían la función de recordar a los habitantes o peregrinos quién era el gobernante de estas tierras. Dependiendo del lugar donde se ubicaba el punto cero, indicaba la centralidad política (todos los caminos conducen a Roma). Pero ellos no fueron los únicos, en cada cultura, pueblo y personas hay esos “hitos” que no solo marcan un pasado, un recorrido, sino que orientan la existencia. Esos son los “momentos estelares”, porque superando lo cronológico para comprender la vida desde un sentido que, por momentos, no logramos comprender. Un historiador austriaco lo denomina de esta manera porque “significa la sucesión de horas, meses y años, al parecer estériles, que no se explican hasta su culminación en algo decisivo” (Sweig, Stefan, 1994, pág. 9). Para los cristianos sería el Kairós, el tiempo oportuno… Experiencia que nuestro amado, Juan XXIII recupera y el Concilio Vaticano II considera medular para la vida pastoral: los signos de los tiempos.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
2. Tres en uno
La fe cristiana tiene su fundamento, sentido y experiencia en un acontecimiento histórico que rompe la lógica de la conjugación verbal (pasado – presente – futuro). Sin embargo, para poder zambullirnos en él, necesitamos detallar cada momento, sin perder de vista que lo evocado (memoria), se actualiza (hoy) con la gozosa fruición anticipada de la herencia (futuro). Todo ello en un hoy, porque en el fondo “la revelación consiste en la interpretación de la existencia individual y social a la luz de lo sagrado” (Torres Queiruga, Andrés, 2008, pág. 118).
Contemplando, desde la fe, el tiempo se transforma en signo de la Trinidad, no desde lo cronológico, sino desde la hondura, anchura y profundidad de la revelación que hace de la historia un acontecimiento salvífico, porque ella actúa en nuestra existencia haciendo que todo adquiera una nueva configuración.
Los momentos estelares hacen que la cronología adquiera un valor protológico (origen, principio) con la riqueza sapiencial de encontrar el sentido de historia para descubrir que ella se realiza en la plenitud de los tiempos, porque incluso el último día seremos re-creados, porque en Dios, crear no tiene cronología, por eso “En el Principio…” y “en el fin de los tiempos”, “el verbo (bara – crear) oscila entre el proton y el eschaton, asociando de nuevo la idea de creación con salvación” (Ruiz de la Peña, Juan L., 1988, pág. 30).
3. Cristo Rey
En la liturgia de esta celebración, lo mencionado previamente adquiere una significación peculiar y condensación única. Por cuestiones “solo por Dios” (y la misma iglesia) esta fecha se ha tornado un poco paradójica, porque presentamos a un “rey” que no es tal. Lamentablemente lo graficamos como si fuera un político. Pero no quiere ser la finalidad de esta columna esa desviación pastoral, sino poder enfocarnos como en Jesús, el mesías de Palestina, la vida se transforma en un momento estelar. Para ello pondremos el acento en algunas dimensiones de la liturgia de la Palabra (2ª Lectura y Evangelio) que esa fecha nos presenta: Col. 1, 12 – 20 y Lc. 23, 35 – 43:
- Don: porque “nos ha hecho dignos de participar en la herencia luminosa de los santos”, en un mismo versículo lo protológico (nos ha hecho) y lo escatológico (participar de la herencia). El ayer de la acción salvífica se vive en un hoy impregnado de esperanza.
- “todo fue creado por medio de él y para él… Él es el principio… en él reside toda plenitud”. Lo expresado por Ruiz de la Peña, aquí se hace patente, porque la creación es principio y plenitud, es origen y es meta.
- “Él existe antes” (pro panton): precede, es el origen, el principio… y a la vez “todo subsiste en él”, es decir, “que estamos en Cristo, podemos entender que subsistimos en él” (Sánchez Bosch, Jordi, 2009, pág. 92). El Resucitado es nuestro origen, es en quien nos vivimos inmersos y en quien nuestra vida adquiere plenitud.
- Lucas por su parte, en la escena de la crucifixión, expresa esta lógica de realización y promesa, cuando el malhechor le comparte su deseo futuro (cuando estés en tu reino, acuérdate de mí), Jesús expresa que ese anhelo se realizara en el hoy de su entrega.
El Rey del Evangelio es el que lava los pies, el que come el pan recostado al lado de todos, el que se pone en medio y brinda su paz, el que es acunado y recostado en un pesebre, el que se hace lugar para compartir la vida y estar antes, durante y al final de cada momento de nuestra historia… aunque no nos demos cuenta.
4. Fin e inicio
Con la celebración mencionada, el calendario litúrgico cierra su año y lo realiza fuera de la cronología. En un mismo momento como creyentes recordamos y anunciamos las maravillas de Dios por amor a la humanidad y, a la vez, nos abrimos a la experiencia del tiempo por venir…
Celebramos que en Dios el tiempo adquiere sentido y descubrimos que nuestra vida está orientada a comprender la extraña vivencia de un Dios volcado íntegramente para que “todo lo creado” se plenifique y viva reconciliado.
Finalizar un tiempo y comenzar otro, antes de un ciclo calendario, es una oportunidad teologal para que nuestra vida, desde Jesús, viva un momento estelar, en donde la creación y la humanidad, encuentren en nosotros “motivos para seguir esperando” (Plegaria Eucarística V/b, 2022).
Comprender la vida en estas dimensiones, nos hace vivir como cristianos que sabemos “discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe… Atentos a las necesidades de todos los hombres para que, participando de sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas” (CEA – MRC, 2011, pág. 971), descubriendo que todo subsiste en él, que estamos inmersos en su presencia, que él no abandona, sino que se nos aproxima, pone su morada entre la humanidad y la acompaña hasta su plenitud.
Cristo Rey es una oportunidad para recordarnos que para Dios lo importante es la creación, que pone todo su amor en esa plenitud. Es, al mismo tiempo, una memoria para asumir que lo importante para la Iglesia no son la funciones, sino las personas, que lo medular en la pastoral no son las estadísticas, sino que Jesús sea el principio, quicio y meta de toda acción evangelizadora… de lo contrario, nos presentaremos como dignos de toda lástima, porque no anunciamos el tesoro más grande. En síntesis, lo primordial para la Trinidad es que su obra se realice en ella, por lo tanto, lo fundamental para los cristianos es que las personas se plenifiquen como Dios quiere: humanizándose (El Verbo se hizo carne).
5. Plegaria
Trinidad, desbordante de bondad,
que desafías nuestra existencia con tu presencia y nos invitas a descubrirte siempre cerca,
es bello y necesario, darte gracias, siempre y en todo lugar, porque estuviste antes, estás ahora y lo estarás hasta el fin de los tiempos.
Te damos gracias, porque tu misterio revelado nos hace partícipes de una manera nueva de vivir, convivir y comprender la misma realidad e historia, aunque por momentos nos encontramos como desorientados porque tu lógica rompe nuestros criterios y esquemas.
Te damos gracias por tantas personas que nos hacen vivir tu estilo
y por esos momentos estelares de nuestra vida
como el que …………………………………………….
porque ellos nos invitan a ser aire fresco para los demás para que, siendo más humanos, encontremos en Jesús el gusto de vivir.
#catequistas #catequesisrenovada #catequesis #pensarlacatequesis #fransdevos #christiancuria #VidaNueva #ElGustoDeVivir #tecreo #unpocodeairefresco #entornoalamesa #lavidanosdaseñales #unaaventuramaravillosa #Jubileo2025 #iubilaeum2025
Trabajos citados
CEA – MRC. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Plegaria Eucarística V/b. (2022).
Ruiz de la Peña, Juan L. (1988). ‘Teología de la creación’. Bilbao: Sal Terrae.
Sánchez Bosch, Jordi. (2009). ‘Efesios y Colosenses ¿dos cartas de Pablo?’. Navarra: Verbo Divino.
Sweig, Stefan. (1994). ‘Momentos estelares de la humanidad’. Santiago de Chile: Verbo Divino.
Torres Queiruga, Andrés. (2008). ‘Repensar la revelación. La revelación divina en la realización humana’. Madrid: Trotta.
