Tribuna

Hablemos de las conexiones con Dios: conecta – todos

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Existen muchas palabras para expresar las conexiones, pero no quiero ser especifico o, por lo menos, limitarme a una serie de comentarios pequeños de las conexiones en la vida. Por eso en este escrito sencillo, quiero hablar de las conexiones con Dios, con uno mismo, con los demás y con el mundo en que vivimos.



¿Estamos conecta-todos(as-es) porque existimos y somos seres humanos? ¿Por qué una tragedia nos conecta con algo que sentimos y vivimos?  Un descubrimiento de algo nuevo para el bien de la humanidad. ¿Por qué nos emociona?, o a veces, nos frustra porque no alcanzamos las expectativas que teníamos en ese proyecto, propósito o por lo menos en ese trabajo.

Este escrito pretende cuestionar en lo profundo de nuestro ser las conexiones que están a flor de piel, todo influye, nada sucede por solo azar o destino. Estamos conectados con la tecnología, las noticias, el mundo, no podemos pasar desapercibidos ante cualquier situación y contexto geográfico e incluso cultural.  Inclusive, la incertidumbre nos conecta con algo que no es seguro, que genera sombra en la vida y en el corazón- ¿Cuántas veces hemos tenido que volver a empezar en la vida?

Nos conectamos con Dios

Primero que todo, estamos conectados con Dios, nuestro Creador, motor y centro de nuestra vida, en palabras más sencillas el corazón, como centro de la vida física o corporal, espiritual y emocional. Hoy en día, me pregunto sobre las cosas sencillas de la vida, lo que nos revitaliza, emociona y nos hace más felices.

El salmo 8, seguro sigue inspirándonos cuando hablamos de la creación del hombre: ¿Qué es el hombre? Creado por Dios, puesto en el centro del universo, administrador de todo lo creado. Sigue resonando la encíclica Laudato Sí, donde estamos conectados con el mundo, nuestra casa común, estamos profundamente conectados y somos co-rresponsables del cuidado de este. ¿Por qué somos seres conectados en la cosmovisión del hombre y el mundo?

¿Nos desconectamos con la tecnología para escuchar la voz de Dios?

He ido a retiros donde lo primero que le dicen a uno es: “Por favor, apague y entregue el celular, vamos a desconectarnos del mundo para conectarnos con Dios”, al principio me dio extrañeza, luego una simple sonrisa acompañó mi observación a la invitación.

Luego, comprendí que necesitamos desconectarnos un poco de tantas frecuencias de todo tipo, para sintonizarnos con Dios. Es algo extraño, hoy nos cuesta a todos(as), conectarnos con nosotros mismos, con la naturaleza y con Dios, escuchar los sonidos del agua, del viento, de los animales, cultivar el silencio en nuestra vida no es fácil, pero cuando le pedimos a Dios que nos hable, seguro lo hace al corazón.

Sin embargo, todos(as) necesitamos dosis de verdadera escucha, que solo se da en el silencio interior del alma. Al igual que la lectura del evangelio de san Lucas de Marta y María (Lc 10,38-42), la escucha atenta de María a Jesús, es para hacer una pausa en su labor y en su vida, y así, poder escuchar de corazón a corazón, desde una atenta discípula a su maestro Jesús; hoy en día, se ha estudiado mucho en este sentido, no basta usar palabras o dialogar mucho, sino escuchar las verdaderas sintonías e incluso se habla del corazón emocional de los recuerdos afectivos.

En este punto he ido avanzando de muchas maneras en todas las disciplinas, no solo la espiritual sino las ciencias humanas, el texto del padre misericordioso explica de una manera muy sencilla lo que quiero expresar, he querido tomar, el texto de san Lucas (cap. 15, 11-32), que nos habla de varias conexiones simbólicas: las manos del Padre y del anillo, con sus significado propio, al igual que otros relatos sobre las conexiones de Jesús con el perdón que le ofrece a Simón Pedro después de haberlo negado tres veces.

Jovenes Imhay

Somos humanos que conectamos con Jesús

El hijo de Dios, Jesucristo, nos dejó un legado, siendo humano y divino, conectó con todos los hombres, no sólo su entorno (Nazareth), sino en todos los tiempos y en la historia, que nosotros hoy lo seguimos en su ejemplo, sus enseñanzas y su estilo de vida. La oración meditada es una manera de conectar con Jesús, si Marta estaba atenta a muchas cosas, pensaba que los hacía bien.

¿Por qué no pudo conectar con Jesús? Porque estaba Marta atareada con muchas cosas, la responsabilidad se vuelve preocupación y pierde su paz. ¿Qué debemos hacer? Conservar la calma en todo momento, ser equilibrados en saber escuchar y trabajar, esto es tener el corazón de María y los pies y manos de Marta. Por eso, somos seres humanos que buscamos agradar a Dios en el servicio con amor, no por obligación sino por convicción.

La conexión con las manos del Padre

Las manos son fundamentales en la vida, para hacer cualquier cosa necesitamos las manos. Las manos como parte fundamental del cuerpo son una bendición de Dios, recordemos que, en latín, bendecir se dice “benedicere, que literalmente quiere decir: decir cosas buenas, ahora cuantas cosas buenas haremos con las manos.

Este es el núcleo central del cuadro de Rembrandt en la parábola del Padre Misericordioso: “En las manos se concentra toda la luz; a ellas se dirigen las miradas de los curiosos; en ellas la misericordia se hace carne; en ellas se unen perdón, reconciliación y cura, y a través de ellas encuentran descanso no solo el hijo cansado, sino también el anciano padre.

No entendía bien por qué. Pero, poco a poco, con los años, he llegado a conocerlas. Me han sostenido desde el momento mismo de mi concepción, me dieron la bienvenida el día en que nací, me sostuvieron cerca del pecho de mi madre, me alimentaron y me dieron calor. Me han protegido en momentos de peligro, y me han consolado en momentos de dolor. Me han dicho adiós y me han dado la bienvenida. Estas manos, son las manos de Dios.

También son las manos de mis padres, profesores, amigos, curadores y todos aquellos que Dios ha puesto en mi camino para recordarme lo seguro que vivo” (‘El regreso del hijo pródigo: Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt’, ed. PPC, 1992, p. 105). Las manos de todos nos van conectando con el “otro”, con mi prójimo, que recuerdos nos traen esas manos: una mano de hombre fuerte, que nos protege y nos fortalece y la mano suave que nos trata con ternura y amor, porque nos comprende. En el fondo las manos nos conectan con los seres que más amamos en el mundo.

El anillo tiene una conexión entre el Padre que le devuelve la dignidad de hijo

El anillo es un signo de filiación entre el Padre y el hijo, esto significa, la relación de dignidad que se da entre un Padre y un hijo, pero que este texto lo recoge en el hijo que se va de la casa, perdiendo esta posibilidad de hijo o algo así después del destierro por su propia decisión, vuelve a la casa paterna, ahora es reencontrado y se le devuelve su dignidad perdida con el anillo del perdón.

¿Qué quiere decir que lo acoge en su corazón? El Padre sabe que el hijo está en su corazón, nunca se fue, a diferencia del hijo mayor, que está lejos a pesar de estar cerca, es una conexión cercana entre el hijo menor y el padre, el hijo sabe que su amor es más grande que las distancias.

El padre que tiene corazón de madre porque lo acoge, no le recrimina, lo recibe con los brazos abiertos porque lo ama, así como una madre nunca deja de amar a su hijo sea lo que sea así mismo el hijo no dejó nunca su casa materna porque existe una conexión muy profunda entre la madre que lo tuvo nueve meses y el hijo que recibió por el cordón umbilical.

Todo esto, no solo es físico o biológico, es algo más, es espiritual. Esa es la riqueza de esa relación que nunca se rompe, por más lejano que este el hijo de su Padre-madre.

Nos conectamos con nuestra profesión

Si hablamos de las profesiones, cualquiera que sea la profesión, las del servicio al prójimo están en el primer lugar, por ser aquellas profesiones que llenan el corazón. Porque nos hace más felices ayudar y servir, porque nacimos para disponer nuestros talentos en función de la realización personal y ayuda al prójimo.

¿Cuál fue la profesión de Jesús? Carpintero, artesano…, una persona que trabajaba con las manos, así como Pablo, tejedor de tiendas. Ambos que son los pilares de nuestra Iglesia nos enseñaron con su ejemplo a disfrutar lo que hacemos, por poco o pequeño que sea, se embellece cualquier cosa si se hace de corazón.

¿Nos conectamos con el propósito de Jesús?

Es importante, reconocernos unos a otros en comunidad, vivimos gran parte de nuestra vida con los demás, nos construimos, nos animamos y nos forjamos, a veces conectamos y a veces no conectamos. Esto hace parte de la vida. Jesús conectó con sus doce discípulos, pero dos de ellos se desconectaron al momento de la prueba, Judas que lo traicionó y Simón – Pedro que lo negó. Pero ambos, tomaron caminos diferentes y destinos distintos.

¿Por qué se desconectaron? Porque pensaron en un ideal de líder, tal vez liberador social, político y militar de este mundo esperaban un mesías temporal y no el que vino. Que sentía en su interior Judas o Pedro, seguro que Judas, después de haberlo entregado se arrepintió y seguro que fue demasiado tarde; mientras que Simón Pedro, se arrepintió a tiempo, su corazón estaba arrugado, arrepentido de verdad, sabe que ha negado al Maestro, tres veces, las mismas que Jesús le dice: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que a estos?” (Jn 21, 15-17), es una pregunta que Jesús le hace a Simón Pedro, seguro lo mira a los ojos, cara a cara, dice el texto: “Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas” (Jn 21, 17).

Recordemos el evangelio de Juan: “Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces”(Jn 13, 38), efectivamente recordó en su memoria afectiva el recuerdo negativo de haberlo negado, pero ahora al momento en que se entristece, recuerda sobre el verdadero amor: “¿darías la vida por mí?” (Jn 13, 38a).

Se da el paso del amor philia al ágape

Se acordó de varias escenas del llamado, por la primera vez que lo llama a ser pescador de hombres, se acordó y conectó con Jesús, al mismo tiempo que se acordó del momento más determinante de su misión, cuando Jesús estaba a orillas del lago: “Remar mar adentro” (Lc 5, 4), que significa confía plenamente en mí. El trabajo no es por nuestros propios méritos, sino es la presencia de su fuerza en nosotros. ¿Cuántas veces pensamos que estamos solos remando?

¿A qué tipo de amor se refieren Jesús y Pedro?

Cambiar de philia a ágape es, en efecto, emocionalmente equivalente a cambiar su vida por los demás, no solo es el amor philia, sino el amor verdadero de dar la vida.

Las primeras dos veces, Jesús pregunta “¿Simon Ioannou, agapas me?”, esto es, darías la vida por mí; pero la tercera vez, Jesús cambia de ágape a philein: “Simon Ioannou, phileis me?”, con lo que parece presionar un poco más a Pedro, casi como si Jesús estuviera preguntando a su discípulo algo parecido a: “¿De verdad, Pedro? ¿Me amas como amas a cualquier otro de tus amigos?”.

¿Qué reconoció Simón Pedro?

Que el amor que le pedía Jesús no era simplemente como de una amistad (Philia), sino del amor verdadero, ágape. Jesús no es conformista, Él exige algo más, esto es, dar la vida por mí y pastorear las ovejas. Lo interesante de esto es que Simón Pedro, se confrontó consigo mismo, se dio cuenta que Jesús lo ama incondicionalmente, no importa lo demás.

¿Para qué lo ama? Para continuar su misma misión de pastorear las ovejas. Su amor implica aceptar, reparar su corazón herido por la negación y abrazarlo, en el fondo Jesús confía en él. No por sus talentos, carismas o dones; sino por su capacidad que tiene de saber guiar al rebaño como pastor según el corazón de Dios. Tendrá que pasar por muchos retos, sufrimientos y problemas, pero su corazón está intacto para servir, sanar y estar en sintonía con los propósitos de Dios para su Iglesia.

Conectamos en las homilías, cuando tocan el corazón del oyente

Porque se tocan las fibras de la realidad, Jesús no solo predico el reino de Dios, sino que toco la realidad de su contexto, con su ejemplo, sus seguidores y eso que no tenía todos los medios que hoy tenemos nosotros, cuanto más hoy debemos estar conectados con el sentido del mensaje de Jesús, para llegar al corazón del oyente, el mensaje llega en la medida que sea ejemplo o máxime que sea sencillo y claro.

¿Qué esperan nuestros oyentes de las homilías? Seguro que sean cortas, profundas y que les toque y muevan a la acción. No se quieren discursos demasiados largos o cargados de ejemplos, sino motivantes, dinámicas y que toquen el corazón como Jesús.

En fin, hoy se habla de conexiones con la vida espiritual, social y cultural, no podemos estar ajenos a la realidad, estamos conectados porque somos seres humanos que nos sintonizamos con unos ideales o metas personales o comunitarios, con proyectos.

Hoy hemos, escuchado el corazón de la vida espiritual, siguiendo el evangelio de san Lucas en algunos textos, como la queja de Jesús: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada” (Lc 10,41-42).

En la vida de María, que se quedó con la mejor parte: la escucha atenta, la conexión consigo misma y su propósito de vida, así no pierde su paz de tener a Jesús en el centro de su corazón. Por otra parte, el encuentro entre el padre misericordioso y el hijo que regresa a casa está acompañado de signos visibles que nos conectan con lo esencial de la vida espiritual y al final del articulo el encuentro entre Jesús y Simón Pedro, como una gran conexión desde el amor: “darías la vida por mí” (Jn 13, 38).

Para así realizar la misión de todos los pastores de todos los tiempos: no olvidarse de dar la vida y pastorear mis ovejas, que no es otra cosa que acompañarlas incondicionalmente con un corazón de buen pastor, no de juez ni imponiendo se propio criterio; sino el de Jesús: “Padre, no te pido que los quites del mundo, sino que los preserves del mal” (Jn 17, 15).

¿Cuándo no conectamos con nosotros mismos y nuestros propósitos? ¿Cuándo estamos desconectados con nuestros proyectos o con la realidad? ¿Qué podemos hacer frente al reto de la tecnología sin perder la conexión con el Dios y nuestro prójimo?

¿Cómo ser equilibrados entre la escucha a Dios y las prácticas pastorales programadas y muchas veces desbordadas en activismos? ¿Cómo no caer en solo activismos en nuestros campos pastorales? ¿Cómo acompañar y garantizar la pastoral de escucha en la Iglesia? ¿Qué significa conectar profundamente con Dios en la vida espiritual? ¿Por qué nos desconectamos con Dios en la vida?

¿Qué nos permitiría estar profundamente conectados con Dios en la vida práctica? ¿Por qué Jesús sano el corazón de Simón Pedro en ese encuentro de amor? ¿Para qué sana Jesús el corazón de Simón Pedro? ¿Para qué existe el pastoreo en la Iglesia? ¿Somos pastores según el corazón de Dios que sentimos con el corazón de Jesús? ¿Las personas conectan con el mensaje en las homilías?


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios

Foto: Redes Imhay Chile