Tribuna

Adiós a Antonio Ceballos, el pastor que se hizo pequeño y pobre

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“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”. Lo dijo sin vanagloria ni falsa modestia. Más bien se trataba de un autorretrato de quien se sabía un hombre austero y sencillo, un más entre los últimos. El anawin que el Espíritu Santo coló en los recovecos de las conciencias episcopales en Añastro.



“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”. Lo soltó con total naturalidad cuando celebró sus veinticinco años de ordenación episcopal. O mejor, cuando se lo celebraron, porque en su caso había -y hay- mucho que agradecerle como pastor. Un diócesis en deuda con él por su entrega apasionada como padre de todos, al estilo del Maestro Jesús. Y más ahora, que Don Antonio Ceballos ya descansa en paz.

Sin molestar

“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”.  Y sin molestar, como siempre hizo, se fue el que fue obispo de Cádiz y Ceuta durante casi dos décadas, al no superar un ictus que le sorprendió ayer. Murió esta tarde en Jaén a los 87 años. En su tierra, donde fue ordenado sacerdote hasta que desde Roma le confiaron como obispo la ciudad de Ciudad Rodrigo. Y donde volvió para ser uno más, sin entrometerse en las cuitas del presente. Se retiró en la residencia de las Hermanitas de los Pobres, sin distinciones mitrales ni baculares en el mantel o en los pasillos. Como tampoco las quiso antes.

“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”. Dicho y hecho, especialmente entre aquellos que atravesaban el Estrecho buscando una oportunidad en la Europa que les recibe todavía hoy con concertinas. Pero, sobre todo, dignificó en la despedida a tantos a los que se comió el mar. Su denuncia fue la de aquel que quiso dar una sepultura honrosa a quienes no tenían nadie que les llorara ni les rezara cerca.

Con los parados

“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”. Y abrazó a los parados. Y se manifestó con y por las víctimas de esa economía que mata. Y, cuando en plena crisis otros se despistaban con protestas cargadas de moralina, se bajó el sueldo y el de todo el clero para destinar el 10 por ciento del salario a Cáritas.

“Yo figuro, entre los pequeños y los pobres…”. A buen seguro, que también lo hará en el cielo. Donde ellos y él viajan en preferente.