Tribuna

Abrir puertas a la bendición en el Año Jubilar 2025 (II)

Compartir

En estos días leyendo los textos bíblicos diarios de la liturgia, pensé en el año jubilar citado por el papa Francisco en nuestra Iglesia para proponer cinco puertas que se abren de bendición para nuestra vida.



Las cinco puertas para abrir ciclos en la vida tienen que ver con el inicio del año, empezamos un nuevo ciclo, empezamos un año nuevo, no es fácil empezar a programar nuestras agendas y los grandes compromisos que tenemos:

Clamar la gloria del Señor

El hombre siempre debe clamar, pedir con humildad y confianza en oración, no solo porque estamos vivos, sino porque tenemos muchos motivos para clamar; como, por ejemplo nos lo presenta el evangelio de san Mateo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”(Mt 7,7-9), este texto bíblico de evangelio nos sitúan ante la posibilidad que tenemos todos los seres humanos de clamar fuertemente en oración la gloria del Señor.

De una cultura del conformismo a una cultura de sentido

No basta con ser conformistas, lástima que tenemos una cultura del conformismo, he encontrado personas que piensan que a su edad ya han llegado a la cima, nada más falso que autoengañarse y decir que ya ha realizado todo lo que quería en su vida y dicen así: “ya he cumplido mi misión”.

Nosotros como seres humanos nunca estamos satisfechos, o llenos, o plenos de realización, porque estamos en búsqueda continua de un sentido de vida o un propósito de vida; creo que la sociedad nos vende un estatus de comodidad y confort, lejos de esfuerzo y el profundo deseo de seguir luchando y sacrificándose por seguir adelante en la vida.

Papa Francisco EFE

Un ejemplo de vida

He conocido personas que ya tiene más de 90 años y nunca dejan de soñar, como el padre Diego Jaramillo, tiene 92 años y siempre está soñando con el Minuto de Dios. Sigue en su lucidez de su mente pensado en mejorar el estilo de vida de muchos colombianos con mejoramiento de viviendas, con educación de alta calidad a través de UNIMINUTO y con nuevos proyectos de TV, en especial el programa del minuto de Dios que acabo de cumplir 70 años en Colombia, aprovechando la IA (Inteligencia Artificial) para evangelizar a más personas en muchos lugares.

Ahora que está de moda ECOPARQUE, todos los días habla de la belleza de las orquídeas y de lo que se puede hacer en este campo en la eco-teología como aporte a la humanidad.

Soñar y agradecer

Creo que ya se ha escrito mucho, en esta misma revista vida nueva, he escrito sobre los sueños para este 2025 y la cultura del agradecimiento, solo quiero referirme a aquellos sueños que empezamos desde temprano, ese niño interior que sale a flote en algún momento de la vida.

El bautismo de Jesús

Citando al papa Francisco en la fiesta del bautismo de Jesús: “El bautismo de Jesús marca el inicio de su misión que sueña con llegar a su culmen: Jesús se deja bautizar con el alma y los pies desnudos”, este himno que cito el papa Francisco, nos hace recordar que soñar en grande tiene una profunda conexión con el propósito de nuestra vida, si bien venimos sin nada al mundo, con el alma desnuda porque quiere ser trasparente, porque tiene sed, porque quiere ser saciada por el abrigo de la gracia, los pies deberán estar desnudos para disponerse a caminar, para hacer la voluntad de Dios, esto es humildad, despojado de todo, ligero de equipaje, sin sandalias, porque es un hombre libre.

El sueño de Dios

“Si queremos reconocer el sueño que Dios se ha hecho de nosotros, es útil meditar en el sueño de Dios hecho hombre en Jesucristo. Al contemplar cómo vivió ese hombre Jesús, cómo hablaba, cómo vivía y cómo actuaba, reconocemos nuestras propias posibilidades” (Anselm Grun, Sueños de vida, Guía para la felicidad. Ed San Pablo, 2013. Bogotá, pág. 92).

Este es el único camino de contacto con Dios y con nuestra propia esencia, porque así podemos entrar en contacto con nuestro propio sueño profundo que tenemos y con el sueño que Dios se ha hecho de nosotros. Los sueños están abiertos y son posibles porque en lo profundo tenemos ese deseo de ahondar y realizarlos en la misma vida de cada uno.

En nuestro próximo articulo meditaremos sobre las tres puertas que nos faltan abrir en bendiciones, así que animo querido lector y que este año que empieza, podamos abrir estas puertas de bendición y soñemos con grandes proyectos.

Queriendo, retomar las siguientes puertas de bendición en el año jubilar quiero mencionar a los grandes protagonistas o las puertas hacia los grandes sueños de nuestra vida y en nuestra Iglesia en este año 2025:

El Espíritu Santo

El gusto por la acción del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad es el gran protagonista de la evangelización en nuestra Iglesia y en la formación cristiana de cualquier laico. Leyendo san Lucas: “… y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma” (Lc 3, 22a).

La paloma que significa un símbolo de inocencia y pureza, desciende en forma de paloma sobre Jesús.

Dos eventos en san Lucas

Son dos eventos, uno es el bautismo de Juan y el otro la venida del Espíritu sobre Jesús. Lo interesante del evangelio de san Lucas es darnos una pauta, un nuevo inicio, en la sintonía con la misión de Juan ya está cumpliendo su ciclo, está señalando que ya llega a su culmen con el bautismo de Jesús.

Es porque algo ha iniciado, un nuevo ciclo ha llegado, el Mesías esperado ha comenzado algo nuevo con su bautismo.

La misión de Jesús

Nada se hace si no es realmente en la sintonía del Espíritu Santo. Una misión continúa la otra. Jesús sin ser pecador, se sitúa en la fila de los mismos, esto es, abre su corazón para recibir esa fuerza, esa gracia.

El pueblo expectante espera la venida del Mesías, se cumple la promesa y el primero en hacer fila es Jesús que recibe la presencia, se llena del Espíritu, como lo dicen los padres de la Iglesia sobre el bautismo de Jesús y de los que seguirán con esta práctica: “…para que se conviertan en miembros y morada del Espíritu Santo” (Juan Crisóstomo, Sermón a los neófitos).

Escuchar la voz de Dios

El texto san Lucas nos dice: “y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Lc 3, 22b). “Su “voz” proclama “bautismo de conversión para perdón de los pecados”.

Esta predicación es penitencial: la mejor preparación es el cambio de vida. (Cfr. Fidel Oñoro).

Jesús orante y en función del Padre

Jesús era una persona de oración, a la que se le ve orando continuamente y en todos los momentos importantes de su vida, y es capaz de despertar en los otros las ansias de orar e incluso en su dialogo con los discípulos le dicen: Señor, enséñanos a orar!”(Lc. 11,1-4).

Es que su vida toda estaba en función del Padre y en él se sumergía  frecuentemente para conocer su Voluntad y su proyecto (Lc. 6,12-13).

El sin-sentido

A nosotros no nos gusta vivir en un sin-sentido de vida, sin propósito o sin lucha, todos tenemos un motivo para vivir, a nadie le gusta vivir en el vacío, en la nada o en el vértigo.

Una persona que sufre de vértigo no se siente bien ni consigo misma, ni con los demás, porque no puede tener un punto de apoyo o el punto de equilibrio en su vida.

 Cuidar el alma

“Para llegar a lo espiritual hace falta frenar y meditar, frenar y trascender, frenar y hacerse preguntas” (Marian Rojas Estapé).

Esta frase de la reconocida escritora, debemos hacerla cada uno de nosotros hoy, frenar es empezar a hacer silencio para escuchar, reconozco que nosotros no sabemos saber escuchar bien, porque nos cuesta detenernos, vivimos acelerados, en modo flash, todo lo queremos rápido, peor nos cuesta la espera, la paciencia, escuchar lo que quiere Dios para nuestra vida.

Esos momentos de silencio son importantes, hacer un freno en la vida para escuchar la voz de Dios es muy importante para trascender y crecer en la espiritualidad.

Cultivar la cultura del perdón y la misericordia, signos del amor y la esperanza hoy

“Vivir alegres en la esperanza” (Rom 12,12). Por la presencia de Dios en todo lo que pensamos y hacemos, esa es nuestra gran esperanza.

El papa Francisco ha escrito el libro de su autobiografía sobre la esperanza, creo que es un buen momento en la historia para invitarnos a cultivar la virtud de la esperanza.

Jesús, signo del Reino de Dios

Jesús es el eje, centro, modelo y punto de referencia de la comunidad de discípulos de la esperanza. Por sus actitudes, Jesús es un signo del Reino: transparenta y encarna el amor de Dios y lo revela (Mc. 6,31 ; Mt. 10,30; Lc. 15,11-32).

Jesús es una persona “significativa “para ellos y para nosotros. Incluso, los dejará marcados para siempre.

La misión de Jesús es la razón de ser de la vida comunitaria

“A lo largo de tres años, Jesús acompaña a los discípulos. Convive con ellos, come con ellos, camina con ellos, se alegra con ellos, sufre con ellos. A través de esa convivencia es como se forman. Desde el primer momento de la llamada, Jesús les implica en la misión.

La participación en el anuncio del Reino forma parte del proceso formativo, dado que la Misión es la razón de ser de la vida comunitaria en torno a Jesús” (MESTERS C.  Jesús formador. En Vida Religiosa, 90 (2000) pg. 426).

Cultura del perdón y la misericordia

Ser testigos de la esperanza como lo intuyo el maestro: Jesús, es plantear esa cultura de la vida, no de muerte ni la violencia -como lo vemos a diario en nuestros entornos-, Jesús nos vino a enseñar una cultura del perdón y la misericordia.

“La misericordia de Dios es la base de nuestra esperanza porque nos muestra que Dios siempre está dispuesto a perdonar y a amar” (Papa Francisco, meditación del Ángelus, 2014).

Superando todo tipo de ideologías o formas de vivir un poco pesimistas, durante todos los tiempos e incluso los actuales que cada día nos retan a superar todo lo que nos puede dividir como comunidad de discípulos de Jesús y testigos de la esperanza.

La Iglesia crece por atracción

La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción, nos lo recuerda el papa Francisco en varios momentos, no es imponiendo a la fuerza doctrinas, no somos cristianos por obligación, no estamos cumpliendo cosas por una ley externa, sino que ante todo somos personas con una experiencia espiritual y una apertura a la acción del Espíritu Santo, como una gracia que nos da su paz y nos mantiene en la alegría de vivir.

Hablar de la esperanza como un don o regalo de Dios es escuchar la  voz de Dios hoy. “La esperanza es la virtud que nos permite mirar hacia adelante, a pesar de las dificultades y los obstáculos”(Papa Francisco, homilía del primer domingo de adviento, 2013).

La incertidumbre ante el futuro o ante las cosas que nos superan siempre existirá, pero creer en la fuerza que viene de lo alto o que motivan nuestra vida, es más que un motor para seguir adelante, es confiar, reconciliar y sanar el pasado; y mirar hacia adelante en nuestras vidas.

La gratitud en el año jubilar

“La gratitud es la memoria del corazón, y es la base de la esperanza” (Papa Francisco, homilía del jubileo de la misericordia, 2016). Por ende debemos cultivar en este año la gratitud y la alegría en todas nuestras comunidades, recordemos que el corazón de la Iglesia es el Espíritu Santo que va actuando en el interior de cada uno, va sanando los corazones rotos y heridos a través de la Eucaristía, el sacramento por excelencia que sana muchas personas y nos enseña a ser agradecidos, esto nos invita a superar toda adversidad e impedimento por construir la paz en el corazón nuestro y en el corazón de nuestras comunidades.

Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Rom 5, 5). Recordemos las palabras consoladoras en el año jubilar, inspirados en san Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?” (Rom 8, 35).

¿Qué ofrece paz y tranquilidad en nuestra vida? ¿Cuáles son las verdaderas motivaciones espirituales en este año jubilar? ¿Cómo podemos revisar nuestras motivaciones personales y en nuestra comunidad?


Por  Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios