Jornadas de Justicia y Solidaridad: ¡Este sistema ya no se aguanta!

portada Somos Confer Jornadas de Justicia y Solidaridad 3068 enero 2018

CONFER celebra en febrero las Jornadas de Justicia y Solidaridad. Vienen precedidas, en el marco de las acciones de reflexión y toma de conciencia de las organizaciones de Iglesia, por la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado –14 de enero– y por la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas –8 de febrero–. Pero el calendario sigue, y con él, las oportunidades para abrir los ojos y el corazón a las realidades más injustas.

Una vez más, la fuerza profética del Papa no solo ilumina el trasfondo hacia el que debemos dirigir la mirada para percibir la profundidad del dolor y el olvido de los que sufren; es capaz de traducir conceptos complejos en palabras sencillas.

En un encuentro con los Movimientos Populares de Bolivia, en 2015, Francisco advertía: “Este sistema ya no se aguanta (…). Queremos un cambio en nuestras vidas”. Hablamos de crisis económica, financiera, energética, climática… sin embargo, hemos de tomar conciencia de que es el sistema el que está en crisis, entendiendo por ‘sistema’ el conjunto de valores, formas de organización, relaciones y estructuras desde las que hemos organizado nuestra vida desde hace más de dos siglos.

Y está en crisis porque se ha mostrado incapaz de permitirnos vivir humanamente: está llevando al colapso al planeta del que dependemos para subsistir, está provocando la mayor desigualdad de la historia en el momento en el que se produce la mayor riqueza, vacía las vidas de quienes vivimos en el paraíso consumista que cierra sus puertas a los millones de desplazados que el mismo sistema provoca…

En este contexto, la Vida Religiosa necesita abrir los ojos al profundo calado de la crisis en la que estamos inmersos. Es una crisis en el fondo antropológica, ética, que necesita una profunda reflexión encaminada a ver hacia dónde vamos como humanidad y como sociedad y hacia dónde queremos ir.

No basta con reconocer la realidad y nombrarla. Necesitamos, sobre todo, una mirada creyente, que es una mirada lúcida para darnos cuenta del tiempo en que vivimos (Rm 13,11) –como reza el lema de las jornadas–, y ser capaces de leer los signos de estos tiempos que son para nosotros voz de Dios. Ser lúcidos es ser conscientes de lo que está en juego, para no promover con nuestras acciones soluciones que enmascaran los grandes desafíos ni hacer el juego a los discursos triunfalistas que nos dicen que lo peor ha pasado.

La mirada creyente es también una mirada esperanzada, capaz de encontrar la acción del Espíritu que sigue dinamizando nuestro mundo en multitud de iniciativas que buscan generar una nueva forma de convivencia: hospitalidad, acogida y encuentro, defensa de la Tierra y de los pueblos, estructuras económicas justas, sociales y solidarias.

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