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3.073

Cómo nacer de nuevo siendo viejo

A lo largo de septiembre de 2012 se publicaron dos interesantes noticias referidas a la relación entre el sacerdocio ministerial, la ministerialidad laical y las llamadas “unidades pastorales”1.

Según la primera de ellas, en la audiencia concedida a los obispos del oeste de Francia, el papa Benedicto XVI, tras agradecer la generosidad de los laicos que participaban en los “oficios” y “servicios” de la Iglesia, les recordó que cuidaran las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio de los ordenados y que estuvieran particularmente atentos a que las tareas que desempeñaran dichos laicos no lo fueran nunca por propia iniciativa o de manera autónoma. No hay que perder de vista que se estaba dirigiendo a uno de los colectivos episcopales más audaces en la promoción de la ministerialidad laical, cierto que más por necesidad que por virtud: la crisis de efectivos presbiterales en Francia era evidente desde hacía años (entre el 2002 y 2009 hubo un descenso de casi 4.000: de 17.935 a 14.097) y, con ella, el aumento de laicos que asumían responsabilidades en las comunidades cristianas: según una encuesta de La Croix, en 2012 eran unos 9.500 los que habían recibido un “envío eclesial” por parte de sus respectivos obispos.

Estas cifras eran ligeramente corregidas en noviembre de 2016 por Christian Delarbre, vicario general de la diócesis de Auch: los “laicos con misión eclesial” en Francia ascendían a 9.000, siendo 5.000 los sacerdotes menores de 75 años y 2.000 los “venidos de fuera”. Preguntaba, seguidamente, a los obispos reunidos en Lourdes, si estos laicos eran convocados a desempeñar una “función”, una “misión” o un “ministerio”. Es una cuestión –recordaba– esencial ya que se busca clarificar cuál es su enraizamiento espiritual y eclesial2.

En la segunda noticia se informaba de que el cardenal Christoph Schönborn, de Viena (Austria), había decidido impulsar la creación de pequeñas comunidades que, debidamente agrupadas, pudieran ser constituidas en parroquias dirigidas por equipos ministeriales de laicos presididos (en aplicación de la vigente normativa canónica) por sacerdotes. La noticia enfatizaba la necesidad –manifestada por el arzobispo cardenal– de una coexistencia (cada día más enriquecedora) entre el “sacerdocio común” de “todos los bautizados” y el sacerdocio ministerial, así como de una colaboración más estrecha entre ellos a partir de la común vocación cristiana.

Era evidente que, a pesar de las matizadas palabras, tanto del papa Benedicto XVI como del cardenal Schönborn, se trataba de dos intervenciones en longitudes de onda, teológica y pastoralmente, diferentes.

I. ¿MINISTERIOS LAICALES O REFERENTES?

II. UNA AZAROSA HISTORIA

III. ALGUNAS EXPERIENCIAS

1. Los “referentes” alemanes

2. Los “coordinadores parroquiales” de la Diócesis de Udine (Italia)

3. El “referente parroquial” en la Diócesis de Bilbao

4. La experiencia de la Diócesis de Poitiers (Francia)

IV. CÓMO NACER DE NUEVO SIENDO VIEJO

Notas


1. Cf. J. MARTÍNEZ GORDO, Los laicos y el futuro de la Iglesia: una revolución silenciosa, Madrid, PPC, 2002; Cf. Ibid., Ministerialidad eclesial y remodelaciones pastorales:
SURGE, Vol. 71, nº 679-680 (2013) 493-518 donde retomo algunas de las cuestiones aquí apuntadas

2. BRUNO BOUVET, Évêques de France à Lourdes: prêtres et laïcs, des missions à repenser: LA CROIX, 06/XI/2016.

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