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La familia en el camino sinodal de la Iglesia: perspectivas y oportunidades

La pastoral de la familia y de los jóvenes, de vital importancia para toda la Iglesia, lo es particularmente para los hijos de Don Bosco, a quien María –en el sueño de los nueve años– indicó a los jóvenes cómo era el campo en el que debería trabajar o, en el lenguaje de la cultura agrícola a la que pertenecía Juanito, cómo era el campo que arar.

Movido por este mandato, que sintió como fuente de inspiración de todas las opciones de su vida, Don Bosco no dudará en afirmar: “En todo lo que sea para beneficio de la juventud en peligro o para ganar almas para Dios, yo voy adelante hasta la temeridad”. Me inspiro en estas palabras para estructurar mi reflexión.

Quisiera, en primer lugar, examinar la realidad de la familia hoy, como ambiente vital en el que se sitúan los retos, las oportunidades y los peligros para las nuevas generaciones; después, señalaré los rasgos fundamentales de la propuesta que la Iglesia está haciendo sobre la familia en estos años, con el fin de lograr beneficio para los jóvenes y ganar almas para Dios; para terminar, indicaré algunas líneas prioritarias para la acción pastoral, especialmente en perspectiva salesiana.

Para esta última parte, haré referencia a las indicaciones maduradas en el camino de las dos asambleas sinodales de los obispos, dedicadas a la familia, y ofrecidas al pueblo de Dios en la exhortación apostólica del papa Francisco ‘Amoris laetitia’; trataré de precisar las pistas sobre las que me parece necesario “ir adelante hasta la temeridad” en el espíritu de Don Bosco.

En este contexto, intentaré responder también a la pregunta sobre cómo hoy la Iglesia está invitando a los creyentes comprometidos en el campo de la educación a vivir su llamada como un don para los jóvenes, buscando entresacar las indicaciones que pudieran iluminar, acompañar y hacer más eclesial la experiencia carismática de la familia salesiana.

Al mismo tiempo, trataré de evidenciar los aspectos fundamentales que se deberían profundizar para favorecer una experiencia de Iglesia donde la familia encuentre su espacio de acogida y el motivo para reforzar su identidad, no solo como objeto, sino también y especialmente como sujeto y protagonista de la acción pastoral. También creo necesario subrayar que esta atención a la familia y a los jóvenes está en total sintonía con la decisión del papa Francisco de dedicar la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en 2018, al tema ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’.

Esta opción temática se presenta así en el Documento preparatorio del próximo Sínodo: “La Iglesia ha decidido interrogarse sobre cómo acompañar a los jóvenes para que reconozcan y acojan la llamada al amor y a la vida en plenitud, y también pedir a los mismos jóvenes que la ayuden a identificar las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la Buena Noticia. A través de los jóvenes, la Iglesia podrá percibir la voz del Señor que resuena también hoy. Como en otro tiempo Samuel (cfr. 1 Sam 3, 1-21) y Jeremías (cfr. Jer 1, 4-10), hay jóvenes que saben distinguir los signos de nuestro tiempo que el Espíritu señala. Escuchando sus aspiraciones, podemos entrever el mundo del mañana que se aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer”.

Es significativa la reciprocidad que el Papa ha querido establecer con los jóvenes: ellos no serán solo el objeto de la reflexión, dirigida a profundizar las vías para transmitirles el don de la fe y ayudarles en el discernimiento de la propia respuesta a la llamada personal del Señor a cada uno, sino que han de ser protagonistas e interlocutores significativos, capaces de ayudar a los pastores y a la Iglesia a conocer e interpretar mejor los signos de los tiempos y a responder ante esos signos con fe y amor. Es una opción y un método que me parecen en total sintonía con las palabras citadas de Don Bosco y, en general, con el carisma salesiano.

Índice del Pliego


I. LA REALIDAD DE LA FAMILIA HOY

II. LOS PUNTOS CENTRALES DE LA PROPUESTA DE LA IGLESIA SOBRE LA FAMILIA

III. LÍNEAS DE ACCIÓN EN EL ÁMBITO EDUCATIVO, EN RELACIÓN AL CARISMA SALESIANO Y AL CRECIMIENTO DE LA VIDA ECLESIAL

IV. CONCLUSIÓN

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