Pliego
Portadilla del Pliego, nº 3.430
Nº 3.430

‘Dilexi te’, Francisco y León XIV

Después de un papado fuerte como el de Francisco, por estilo y contenido, que termina con un impacto alto y favorable en la mayor parte de sus contemporáneos, pero que, por eso mismo, provocó resquemores y resistencias en sectores concentrados de poder –incluidos algunos eclesiales–, era natural que surgiera la pregunta sobre la impronta del sucesor en relación a la continuidad o no de las principales enseñanzas impartidas.



El primer documento importante, la exhortación apostólica ‘Dilexi te’, ilumina este punto con claridad: hay continuidad fuerte en el contenido, con un estilo diferente, propio. Es evidente que el papa León XIV ha elegido (tiene) un perfil menos altisonante, más bajo, ordenado y formal. El contenido también cuenta con sus matices y aportes propios, como debe ser, pero manifiesta continuidad con las líneas de fondo centrales que marcó Francisco. La exhortación lo muestra cabalmente: toma un tema principal de Francisco, lo valida, lo realza y lo expone a su manera, pero con fidelidad total de contenido.

León XIV firma su primera exhortación apostólica: 'Dilexi te'

León XIV firma su primera exhortación apostólica: ‘Dilexi te’

La exhortación se desarrolla en base a lo que el propio Francisco estaba preparando en sus últimos meses, como el mismo papa Prevost lo cuenta. Lo destacable es la fidelidad al corazón del contenido, que quiso mantener, y cómo con la publicación retoma y revalida las enseñanzas de Francisco, ocupándose de enmarcarlo en el Evangelio y la Tradición cristiana, reafirmando así su fuerza e importancia.

Realzar el magisterio precedente

Como decíamos, lo hace aportando su estilo: preciso, ordenado, analítico si se quiere. Queda claro cuando se lo compara con el estilo particular y gráfico (algo coloquial y existencial) de Francisco, luminoso, pero sin el silogismo puro que caracterizó a muchos de sus predecesores. En esto León XIV marca su impronta, pero no como defecto, sino para realzar el magisterio precedente: el Papa realiza un repaso teológico e histórico del tema central que preocupaba a Bergoglio con una precisión exquisita, sin extenderse de más, expresando sus manifestaciones emblemáticas.

Lo hace no solo ordenando y enmarcando, sino seleccionando referencias textuales del magisterio de Francisco, buscando las más claras y explícitas, dándole fuerza a la flor y nata de la enseñanza y el espíritu que guiaba al Papa argentino, y lo realiza con una solvencia inmejorable. Concretar esta tarea, con esa fidelidad y altura, es prueba inmejorable de la profunda coincidencia de fondo que León tiene con Francisco: no solo cuidó no aguar las proféticas y santas palabras y advertencias de Francisco, sino que sus agregados tienen la misma contundencia llamativa que caracterizaba el mensaje “incómodo” de su predecesor.

Primera cuestión entonces: hace propio el mensaje de Francisco en favor de los últimos, recordando que es parte del mensaje del Evangelio y de la historia de la Iglesia.

Enseñanza matriz cristiana

Esta manera de exponer, justamente sobre una cuestión central del pontificado de Francisco, también expresa que el magisterio de su predecesor no fue un exceso o una parcialidad que requería correcciones o reconducciones, sino que es una enseñanza matriz de nuestra fe cristiana: lo que hace León XIV con esta exhortación es mostrar que el magisterio de Francisco no fue un paréntesis o una anomalía como algunos piensan o quisieran, sino que viene a incorporarse como aporte sustancial al rico corpus doctrinal de nuestra Iglesia. Frente a tantos que se contentaban con el perfil bajo y “no polémico” del nuevo Papa, contraponiéndolo al estilo de Francisco, este texto viene a decir que reafirma y ordena (en su doble acepción) lo más explícito del anuncio profético del anterior Pontífice.

León XIV con los miembros de la Obra de San Francisco para los Pobres de Milán

León XIV con los miembros de la Obra de San Francisco para los Pobres de Milán

Que el amor hacia los pobres, cuestión sobre la que trata la exhortación, es esencial para nuestra fe lo desarrolla con claridad meridiana el nuevo texto. Pero no esperemos que sea lo que aguarda como mensaje el mundo, ni que simpatice ni menos que tenga mucho eco en la cultura imperante, dominada por un espíritu muy diferente, en muchos casos contrario. Por eso, es esperable que algunos se sientan “defraudados” por no tocar temas que interesan a los que están insertados en el sistema y, de este modo, una invisibilización de lo que no conviene que se difunda y, si así fuera, una campaña que logre desprestigiar el mensaje. Nada nuevo, pero para no sorprenderse por los ciegos que no quieren ver y los sordos que no quieren oír.

Lo importante que queremos mostrar en estas páginas es que estamos ante un documento que explica con claridad y precisión la centralidad que, para nosotros los cristianos, tienen los pobres, su dignidad, la opción preferente que merecen, su protagonismo, nuestra respuesta, todo fundado en la Revelación, la teología, la historia y el magisterio, en particular el de Francisco y el Papa actual. Vamos a encontrar el fundamento de lo que hemos expresado en el mismo documento, por lo que realizaremos un repaso de su estructura, ciñéndonos a su contenido.

(…)

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Índice del Pliego

Introducción

Continuidad

La cuestión tratada y su recepción en este mundo

Vamos a la fuente

‘Sobre el amor hacia los pobres’

Adenda: León XIV ‘dixit’