Editorial

Transparencia, por caridad

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La decisión de Francisco de cesar de forma súbita a la cúpula de Caritas Internationalis supone un golpe inesperado, al menos públicamente, a la plataforma social de la Iglesia.



Aun cuando se ha despejado cualquier sombra de duda sobre posibles abusos sexuales y prevaricación en el uso de los fondos, el prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cardenal Michael Czerny, ha admitido que “se observaron deficiencias reales en la gestión y los procedimientos, lo que perjudicó gravemente el espíritu de equipo y la moral del personal”.

Herramienta implacable

A priori, la decisión no afecta directamente a ninguna de las 162 Cáritas nacionales. Pero resulta inevitable que la crisis abierta en Roma pueda generar cierto desconcierto y salpicar la credibilidad de la institución eclesial más reconocida y reconocible. La transparencia en los próximos días, semanas y meses –tanto en la administración como en la comunicación– se erige en herramienta implacable para que no se vean minadas ni la confianza ni la entrega impagable de los miles de voluntarios que son las manos y el rostro de la caridad en todos los rincones del planeta.

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