Editorial

Lampedusa se traslada a Canarias

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Más de 11.400 inmigrantes han llegado a las costas de Canarias en los diez primeros meses de este año. El flujo de extranjeros que proceden de África se ha disparado un 664% con respecto a 2019, unos datos que ha llevado ya a rebautizar a las islas como la “nueva Lampedusa” de Europa, por el drama humanitario generado.



Lo cierto es que tanto las autoridades locales como las entidades sociales, entre ellas la Iglesia, se encuentran desbordadas para responder a esta emergencia. Ni las carpas instaladas en los puertos ni los hoteles cedidos por los empresarios son suficientes para poder atender con una mínima dignidad a quienes han sobrevivido a la travesía en patera.

Un problema que se diluye

Tampoco parece haber una respuesta coordinada desde el Gobierno central para facilitar los traslados a la Península, y las expulsiones están paralizadas por la pandemia, que, por su gravedad, está contribuyendo a diluir la magnitud del problema ante la opinión pública. Una vez más, la realidad destapa la ausencia de una mínima política migratoria común, la falta de recursos públicos y la incapacidad de la sociedad para conjugar en presente al menos uno de estos verbos: acoger, proteger, promover e integrar.

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