Ianire Angulo Ordorika
Profesora de la Facultad de Teología de la Universidad Loyola

¿Y si todos somos un poco Melania y Donald Trump?


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Tengo que confesar que la noticia del positivo por coronavirus de Donald y Melania Trump me ha resultado simpática. Por supuesto que no le deseo ningún mal a nadie, pero me parece una ironía de la vida que uno de los líderes internacionales que más trabas ha puesto a las medidas sanitarias contra la pandemia acabe sufriéndola en sus propias carnes. Además, ver a este personaje junto a su esposa y preguntarme cómo vivirán la convalecencia me ha hecho recordar un cartel que vi hace varios meses en Madrid. En él se anunciaba una página de citas para “aventuras discretas” recurriendo a una foto de ambos. El letrero tenía esta introducción: “¿Atrapada en tu matrimonio, pero divorciarte no es una opción?”.  



Está claro que nadie puede valorar desde fuera la calidad y la sinceridad de ninguna relación interpersonal, pero el dispar matrimonio de este político le servía a esa empresa para ilustrar cómo nos puede esclavizar el miedo a ser sinceros. Esta pareja parece determinada por el poder de uno de ellos y por el temor a perder muchos beneficios si se rompiera el vínculo. Aunque ninguno de nosotros seamos Melania ni Donald, también nos puede suceder algo parecido. Quizá en algún momento descubrimos que escondemos ataduras interiores que nos esclavizan, mientras damos demasiado poder sobre nuestras vidas a personas, instituciones, ideas o emociones ante las que nos rendimos sin presentar batalla. Demasiadas veces la realidad exterior nos condiciona menos que la interior, aunque no siempre seamos conscientes.

Libertad interior

Nadie está libre de esas dinámicas que nos quitan libertad interior, que nos incapacitan para tomar decisiones o que bloquean la capacidad de arriesgarnos a perder algo por ganar sinceridad con nosotros mismos. Buscar escapatorias que nos ahorren enfrentarnos a nuestras cadenas, como propone el anuncio, es renunciar a vencer esas esclavitudes y conformarnos con engañarnos a nosotros con excusas o culpando a otros, a la vida o a las circunstancias de las situaciones que no nos atrevemos a abordar.

Melania y Donald Trump

Podríamos preguntarnos también nosotros, como ese letrero, si estamos atrapados en un trabajo, en una relación o en una dinámica vital de la que quisiéramos liberarnos, porque sentimos que no nos permite ser nosotros mismos. Es una buena excusa para plantearnos si nos atrevemos a mirar la verdad de nuestro corazón sabiendo que, aunque resulte incómoda, nos hará un poquito libres (cf. Jn 8,32). Porque si no es la libertad lo que une una relación, no lo hará una cuarentena por Covid.