Luis Antonio Rodríguez Huertas
Militante del partido Por Un Mundo Más Justo y bachiller en Teología

…Y la casa sin barrer


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Por desgracia, es habitual que graves problemas sociales se queden sin respuestas rápidas y adecuadas por la inoperancia de los partidos políticos. Al tiempo que se hacen expertos en encontrar razones para echar la culpa a los “otros”, y depositar en ellos la responsabilidad de buscar las soluciones.

Y así, “unos por otros, y la casa…”.



Lo anterior, además de alargar los conflictos y empeorar la confianza que la ciudadanía tiene en sus representantes, suele producir un daño más importante: el que soportan las víctimas de tal o cual disputa entre unos colores y otros, entre unas administraciones y otras.

En Barajas… se barre a las personas

Lo que está pasando en el Aeropuerto de Barajas es un ejemplo de libro.

Allí, como bien es sabido por la difusión que se le está dando desde los medios de comunicación, entre 300 y 500 personas en situación de sin hogar –el número fluctúa en función de las temperaturas y las circunstancias meteorológicas– pasan la noche en las terminales del Aeropuerto.

Y lo peor es que no se trata de una tesitura nueva. Algunas de las personas llevan allí más de 4 años. Por lo tanto, tiempo para haber abordado y solucionado dignamente la situación ha habido. Pero no ha sido así.

En cambio, la situación ha empeorado en las últimas semanas, cuando ha encontrado más eco en los diarios. Quién sabe si, quizá, azuzado por algunas de las partes implicadas, a la espera, una vez más, de perjudicar a la contraria.

Terminal del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, personas sin techo

Para ello, es fácil tirar del hilo de “la peligrosidad de las personas migrantes” y la “insalubridad que provocan las personas de la calle”, por un lado; o de la “insensibilidad social de equis formaciones”, por otro; o de la “ineficacia en la gestión de las administraciones competentes en cualquiera de los casos (si quieres conocer cómo se echan la pelota al tejado ajeno, lo tienes bien resumido).

Con todo, a quienes sí se “quieren barrer” son a las personas que encuentran allí un lugar donde pernoctar, dificultando el acceso y la estancia en las terminales: menos tiempo de apertura de las mismas, más controles de seguridad, menos zonas permitidas…

Para esas decisiones, sí que, enseguida, se arrogan “competencias”.

Competencias y competentes

Qué tristeza constatar que, allí donde está en juego la humanidad de nuestra sociedad y el cuidado de sus habitantes más frágiles, todo se convierte en un arrojar “competencias” a las otras entidades y administraciones. Porque, no lo olvide nadie: aquí, como en tantas otras ocasiones –en Granada también tenemos más de 300 personas sin un lugar donde pasar la noche dignamente– estamos hablando de personas, con nombres y apellidos. Y de personas rotas. Personas que merecerían una atención privilegiada. No lo contrario.

Y es que, ¿no debería ser, precisamente, el deseo de toda/o gobernante en una circunstancia así, poder asumir la responsabilidad sobre la gestión de lo que está pasando, para demostrar lo “competente” que se es para ello? ¿Es que no se les ha elegido o puesto para eso, para solucionar los problemas?

Una vez más, sé que salidas fáciles no existen. Pero, también una vez más apuesto porque las mismas llegan cuando se tiene la voluntad decidida y compartida de conseguirlo por el bien de las personas.

¿Es que puede haber otra motivación diferente para estar en política?

Haberlas… haylas.

Qué pena.

Qué vergüenza, que diría el predecesor de León XIV.