Volver a empezar


Compartir

Cuando parece que todo se ha perdido, toca volver a empezar. Nadie podrá hacerlo por nosotros. Incluso si gozamos de apoyos numerosos, ninguna otra persona podrá caminar nuestro trecho. Habrá que poner en funcionamiento recursos conocidos y quizás otros que desconocíamos. Habrá que pedir ayuda psicológica y espiritual, a veces desde la negrura más profunda. Pero habrá que seguir adelante.



Podemos pensar que no hay futuro para nosotros, que ya nada tiene sentido. Que vamos a ser incapaces de levantarnos, de resucitar. Las vivencias y promesas del pasado son recuerdos dolorosos, que nunca pensamos que podíamos perder. La vida ofrecía posibilidades, sueños, ilusiones, ahora cercenadas. Todo eran promesas, potencialidades, oportunidades. Un diagnóstico las truncó.

Síntomas iniciales

Los síntomas iniciales fueron sutiles y pasaron desapercibidos durante algún tiempo, hasta que comenzaron a interferir con la cotidianidad, cobraron una trascendencia que no les habíamos dado. La medicina, con todos sus recursos actuales, reveló una realidad que jamás hubiésemos pensado posible, que siempre creímos afectaba solo a los demás.

En las charlas informales de un equipo médico, ante los diagnósticos y hallazgos en nuestros pacientes, no es infrecuente escuchar esto: “A la gente le pasan cosas horrorosas”. Puede ser un cáncer, una enfermedad neurológica progresiva, una lesión medular alta irreversible, una infección generalizada fulminante. Las posibilidades de que nuestro organismo quede devastado casi de un día para otro son numerosas. El problema se presenta en el momento en que el paciente soy yo o una persona querida, cuando lo horroroso, lo que siempre parece ocurrirles a otros, me sucede a mí o a mi esposo, a mi hijo, a mi hermana.

La vida se tuerce

En ese instante, la vida se tuerce, en ocasiones de forma definitiva. Aquí conviene recordar que las personas somos nosotros y aquello que queda con nosotros después de un naufragio, cuando la marea nos deposita, maltrechos y confundidos, en la playa. Porque ese diagnóstico funesto tiene el significado de un naufragio. La vida tal como la habíamos conocido queda trastocada.

Médico general

Si se tiene fe en un Dios que creemos y queremos siempre mayor, es el tiempo de acudir a ella. Supone creer en la noche oscura. Pedir la fuerza necesaria para seguir adelante; siguiendo con la metáfora del naufragio, para levantarnos de la arena y buscar agua y alimento, cobijo para pasar la noche. Quizás de ayudar a otros náufragos o dejarnos ayudar por ellos. De empezar una nueva vida en el lugar donde nos han dejado las olas, cicatrizar las heridas, sanar los huesos rotos, cuidar las zonas contundidas.

Avances y retrocesos

Es un proceso, no se logra de un día para otro. Está jalonado de avances y retrocesos, regado por lágrimas y sudor. Exige humildad y coraje, fe y caridad con nosotros mismos y con los demás. Exige creer que Dios tiene mejores posibilidades para nosotros, incluso cuando parece que nos ha abandonado.

Recen por los enfermos, por quienes les cuidamos y por este país.