Trinidad Ried
Presidenta de la Fundación Vínculo

Una cruzada de humanización: reconectar con lo esencial y lo divino


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En la sociedad contemporánea, marcada, entre otras cosas, por el individualismo, la competencia, la desconfianza y la desconexión con el ser, en pro de un hacer frenético, es urgente realizar una cruzada que nos permita rescatarnos y rescatar a los demás de un proceso de deshumanización feroz. Todos necesitamos la compañía amorosa de otros para sentirnos vistos, valorados y amados, y asía poder amar. Sabemos con certeza que solo trabajar para lograr un bienestar económico y defender nuestro espacio individual no satisface nuestras necesidades más profundas como seres humanos.



En ese contexto, la búsqueda de respuestas a preguntas fundamentales sobre quiénes somos y cómo nos vinculamos con nosotros mismos, con los demás, con el entorno y con lo divino, es el punto de partida para gestar una re-evolución del amor que nos transforme y permita volver a nuestro origen y misión.

Lo que somos

Cada ser humano se compone de cuatro dimensiones interconectadas: la corporal, la socioafectiva, la cognitiva y la espiritual. Estas dimensiones interactúan y forman una parte integral de lo que somos.

La humanización implica reconocer y experimentar a Dios en todas estas dimensiones, no solo en nosotros, sino también en los demás y en el entorno.

Dimensión corporal

Es un mapa único para sentir y gustar a Dios. El cuerpo es una herramienta única para experimentar el mundo y conectarse con lo divino. Es crucial escuchar los mensajes que el cuerpo envía y promover una expresión plena de la sexualidad y afectividad. ¿Cuánto valoramos que nuestro cuerpo es un regalo increíble que nos permite conocernos, auto conocernos y aprender? ¿Escuchamos con atención los mensajes que este nos da? ¿Nos damos permiso para expresarnos con el cuerpo? ¿Buscamos espacios para explorar con seguridad y libertad el mundo que nos rodea?

¿Somos capaces de respirar conscientemente para aquietarnos y sentir a Dios insuflando el aliento de vida? ¿Fomentamos en nuestra conciencia que nuestro cuerpo es bello? ¿Sabemos identificar en él nuestra identidad, nuestra historia, sus heridas, sus dones…? ¿Cuán conscientes somos de todas las bendiciones con las que Dios nos expresa su amor a través de lo que olemos, vemos, escuchamos, saboreamos y sentimos? ¿Cuidamos y respetamos nuestro propio cuerpo y la sensibilidad de los demás? ¿Somos capaces de abrir los ojos a la belleza y diversidad de la creación divina? ¿Cómo integramos los aspectos de nuestra corporalidad que están heridos? ¿Cómo intentamos educar nuestros deseos? ¿Cómo vivimos la expresión plena de la sexualidad y afectividad a través de esta dimensión?

Dimensión socioafectiva

Es un océano para navegar en Dios o naufragar. Las emociones y afectos ofrecen un canal para que el Señor se manifieste y exprese su amor. Es importante reflexionar sobre cómo reconocemos y gestionamos nuestras emociones y cómo construimos certezas afectivas en medio de la incertidumbre de la sociedad actual.

¿Cuán conscientes somos de nuestra complejidad emocional y cómo afecta nuestro modo de proceder y pensar? ¿Destinamos tiempos a ir reconociendo lo que sentimos, a expresar emociones de manera adecuada, a resolver conflictos, a convivir con otros, a reconocer lo que está bien y lo que está mal? ¿Agendamos momentos de auto conocernos e identificar las emociones más automáticas, nuestros movimientos y tensiones creadoras? ¿Practicamos actividades que nos ayuden a nuestro proyecto de felicidad, como ser agradecidos o aprender a pedir perdón y perdonar (entre otras cosas)? ¿En qué medida reconocemos nuestras fortalezas y virtudes innatas o estamos centrados en lo que nos falta? ¿Somos amables y respetuosos? ¿Cómo pulimos nuestro ego? ¿Cómo amamos? ¿Cómo manejamos los límites personales y los de los demás? ¿Cómo son nuestros vínculos? ¿Somos figuras de apego para otros? ¿Estamos ensanchando nuestro corazón o anestesiándolo? ¿Cómo podemos sentir el amor de Dios y construir certezas afectivas en medio de la incertidumbre de la sociedad de hoy?

Dimensión cognitiva

Es la conexión a la mente de Dios. A través de la mente, las personas pueden experimentar un diálogo abierto y abundante con lo divino. La mente puede desarrollar conceptos cada vez más complejos y hermosos que reflejen la relación con lo divino.

¿Cuáles son nuestros tipos de inteligencias dominantes en los que se manifiesta Dios? ¿Sabemos cómo aprendemos verdaderamente cada uno? ¿Podemos reconocer cuáles son nuestros intereses y habilidades más elocuentes que nos sopla el Señor? ¿Tenemos algún plan para poder amplificar los talentos y fortalezas que sí nos dio y no solo las brechas de crecimiento? ¿Sabemos qué nos mueve y cómo encauzar nuestra motivación intrínseca? ¿Reconocemos cómo enfrentamos los desafíos y qué liderazgo tenemos en potencia? ¿Cómo estamos facilitando el desarrollo de nuevas competencias en nosotros y los demás? ¿Estamos desarrollando nuestras capacidades cognitivas al servicio de nuestra vocación de vida y felicidad?

Dimensión espiritual religiosa

Son las emociones e inspiraciones para ser uno en el corazón de Dios. Aquí, las personas pueden tener un encuentro íntimo con lo divino, lo que implica desarrollar disposiciones y habilidades para tomar conciencia de la trascendencia y naturaleza espiritual de cada persona.

¿Nos hemos detenido como adultos a observar qué aportamos? ¿Cuál es el espíritu fundamental que nos anima? ¿Cómo creemos que podemos encauzar esta energía única? ¿Qué misterio creemos se esconde en nuestra mirada? ¿Cómo podemos conocer esa riqueza original que se siente cuando estamos a solas con nosotros mismos? ¿Quién es el otro espiritualmente hablando y qué podemos aprender ambos de este encuentro? ¿Cómo acompañamos a otras almas con respeto y reverencia para que puedan crecer? ¿Cómo damos testimonio de nuestra fe para que otros quieran seguirnos? ¿Cómo desarrollamos nuestro mundo interior? ¿Cómo oramos? ¿Cómo vivimos los procesos de vida con esta mirada trascendente? ¿Cómo sentimos que nos habla Dios en esta dimensión? ¿Qué le respondemos?