Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Un partido político que quiera dar frutos y no mantenerse


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Ligado a la idea que veíamos la semana pasada, quiero un partido que quiera y consiga dar frutos, que se ponga al servicio de sus ciudadanos y les pueda ofrecer frutos abundantes, dulces y disponibles. Ante los partidos actuales que parecen querer, solamente, mantenerse en el poder, afianzar su posición ganadora y poderosa, queremos que ofrezcan lo mejor a la sociedad, que den frutos verdaderos: “Por sus frutos los conoceréis”. Los árboles son buenos cuando ofrecen buenos frutos, los partidos políticos a los que quiero votar son aquellos que me puedan ofrecer frutos, aquellos que se centren en este menester.



Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de fruto abundante? A varios asuntos. El primero es que gestionen bien lo público y coordinen de una manera adecuada lo privado. Porque hay muchas cosas en las que no requerimos visión, en las que no precisamos de ideas; simplemente queremos que sean bien gestionadas, que las personas sean competentes e intenten responder a los desafíos del día a día de una manera correcta. Por ello, los primeros frutos importantes que tiene que dar un partido son los de gestionar correctamente aquello que se ha puesto en sus manos.

Hacia el bien común

Lo segundo es coordinarse de una manera eficiente y fructífera con el sector privado. No se trata de ir en contra de este como si fuese algo malo para la sociedad, ni de pensar que es el único que puede hacer bien las cosas y delegarlo todo en él, sino de analizar cuál es la parte buena de cada uno y buscar una coordinación que lleve a la construcción conjunta de bien común.

Sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados

Sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados

En tercer lugar, queremos que los partidos afronten de manera adecuada los desafíos que tiene la sociedad. Los problemas hay que solucionarlos y no dejar que se enquisten. Muchas veces los partidos olvidan las cuestiones que preocupan realmente a las personas y en especial a los más desfavorecidos, para concentrarse en sus luchas por el poder. Precisamos de partidos que se concentren en el día a día, que se olviden de sus ansias de triunfo y de mantenerse en el poder para saber afrontar aquello que preocupan a las personas. Para ello tienen que saber escuchar y acoger los problemas y las preocupaciones cotidianas de sus ciudadanos.

Visión de futuro

Por último, un partido debería tener una visión de futuro coherente y positiva. Precisamos de partidos políticos que sepan decirnos cuál es su proyecto, hacia dónde quieren que avance la sociedad, qué dirección van a tomar. Esto es clave para que sepamos cuáles van a ser los ejes de su día a día en el caso de que les demos la confianza para que gobiernen. Una visión coherente y a largo plazo, que permita construir el bien común, que permita seguir una dirección clara comprensible por todos (aunque no la compartamos), también es algo necesario para poder dar ese fruto que esperamos de cualquier partido.