José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Solo bendiciones?


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“Padre: si bendice a los animalitos… ¿por qué no nos quiere bendecir a nosotros?”, le preguntaban a su párroco unos feligreses que no estaban casados por la Iglesia católica.



Pues no solo bendecimos a perros y gatos. Uso un bendicional que incluye oraciones especiales para bendecir, obviamente, una nueva pila bautismal, el órgano en el que se interpretará música litúrgica y el belén navideño, pero también gimnasios, automóviles y banderas… pero a divorciados vueltos a casar y a parejas de personas homosexuales no.

Es por ello que 32 teólogos alemanes se han mostrado a favor de dar una “visibilidad pública” a parejas que, sin contraer matrimonio, quieren compartir su amor dentro de la comunidad eclesial. La posición de estos académicos se inscribe dentro del proceso sinodal que sigue la Iglesia católica teutona, y cuyos temas a tratar le ha costado algunos encontronazos con los sectores más conservadores de la curia vaticana, que los hay y vaya si son beligerantes.

Estas bendiciones estarían dirigidas a quienes, habiéndose casado por la iglesia, se divorciaron por el civil, y volvieron a contraer nupcias, o simplemente tienen una nueva pareja, por una parte y, por otra, a personas homosexuales que mantienen una relación estable con alguien de su mismo sexo.

Inclusión

Llama la atención que prelados tan conocedores de los ritos litúrgicos se asusten ante la posibilidad de una bendición, y reaccionen como si los académicos alemanes estuvieran pidiendo que esas parejas recibieran un sacramento.

Pro-vocación. Uno supondría que en aquellos lares, siempre de avanzada en comparación con las posiciones romanas, se buscaría transitar con mayor celeridad hacia la inclusión de quienes por siglos se les ha marginados en nuestra Iglesia. Pero no, todavía no.