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¿Sobre qué debo escribir?


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¿Escribiré sobre una cocinera que fue luego administrativa, después sindicalista, y se hizo pasar por médico delante de una cámara de televisión sin el menor problema? ¿Sobre una asociación feminista que mintió sobre algo tan sensible como un posible diagnóstico de cáncer en una mamografía de cribado, solo para perjudicar a un adversario político? ¿Sobre una ministra incompetente que genera un conflicto con sus antiguos colegas y es incapaz de publicar en tiempo y forma la lista de admitidos al examen MIR 2026, incumpliendo sus propios plazos? La realidad nacional da tantos y tan desgraciados temas sobre los que este médico puede y debe escribir que no sé dónde elegir.



¿O escribiré mejor sobre personas dignas, cuyos discursos recientes me han conmovido? Me refiero a Jᴓrgen Watne Frydnes, representante del comité Nobel noruego, y a Ana Corina Sosa Machado, hija de María Corina, en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz 2025. En el digno escenario del Ayuntamiento de Oslo, estas dos personas pronunciaron (la hija en nombre de la madre) bellas piezas que en nada desmerecen intervenciones acontecidas en esa misma sala.

Nombres admirables

Cuando se repasa la lista de galardonados, y se leen o escuchan sus discursos de aceptación, se llena uno de admiración y respeto. Ante nuestros ojos desfilan Martin Luther King, profeta contemporáneo, con un discurso lleno de verdad y belleza; Albert Schweitzer, teólogo, músico, médico, que se entregó a los demás en Lambaréné, donde está enterrado; Andrei Sakharov, físico nuclear, que no pudo recoger el premio al impedírsele viajar desde la Unión Soviética; Mandela, Pauling, Lutuli, Hammarskjöld… La lista de nombres admirables es larga.

Les aconsejo que escuchen la ceremonia 2025 íntegra. Está en Youtube e imagino que pueden encontrar traducción al español si no entienden el inglés. Puede disfrutarse del tempo, de la música, de un protocolo austero, de la llegada de los Reyes de Noruega. La ausencia de María Corina es un mensaje en sí mismo, con el escenario presidido por su retrato.

En su intervención, Frydnes, un hombre joven, condena sin ambages el régimen venezolano (junto a Irán, Rusia, China, Hamás y Cuba), a los que describe como enemigos de sus pueblos. Analiza de forma certera el momento político del país, la dificultad de oponerse a una dictadura desde el interior, de arrostrar las consecuencias y plantear una movilización no violenta. Invita al dictador a marcharse, entre los aplausos de los asistentes, y explica el motivo de otorgar el Nobel a Machado, una inspiración para millones de compatriotas.

Política corrosiva

Su hija habla durante más de treinta minutos, sin mirar un papel, aportando su propia reflexión y transmitiendo la de su madre. En la misma, explica la evolución de un país rico por el petróleo hacia otro empobrecido, sin esperanza, dividido por una política corrosiva, del que han huido nueve millones de personas.

Médico general

Describe un régimen que ha recurrido al terror contra sus ciudadanos, un auténtico Estado terrorista que comete crímenes contra la humanidad y cuya descripción horroriza a las personas normales. Explica con detalle el proceso electoral que concluyó con la victoria de Edmundo González (presente en la ceremonia y que recibió un largo aplauso), para ser luego falseado por el régimen, incapaz de aceptar los resultados.

Su discurso honra a numerosos predecesores en el mismo escenario, y recibe al concluir un largo aplauso, con los asistentes puestos en pie. Una ceremonia intensa, bella, que obliga a interrogarse sobre aquellos (no pocos, compatriotas nuestros) que han apoyado y jaleado a un régimen opresor y tiránico, que ha obligado a la premio Nobel de la paz 2025 a vivir en la clandestinidad.

Por la paz y la justicia

Al lado de personas y comportamientos dañinos y dislocados, con los que comenzaba estas líneas, hay gente que te devuelve la confianza en nuestra especie, capaces de dedicar su vida a la lucha por la paz y la justicia. Muchas de ellas estaban en el salón del ayuntamiento de Oslo esa mañana.

Recen por los enfermos, por quienes les cuidamos, por nuestro país y nuestro mundo.