Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Sirve para algo tener un seminario en Roma hoy en día?


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El cierre

Hace unos días, la Conferencia Episcopal de Irlanda ha anunciado que no enviará seminaristas el próximo curso a Roma. Todos los candidatos al sacerdocio de las diferentes diócesis del país, seguirán su proceso formativo en el seminario nacional de San Patricio de Maynooth, a 25 km. de Dublín. Ya antes se había procedido al cierre de los distintos centros formativos: el seminario de San Malaquías en Belfast cerró en 2018, el de Todos los Santos en Dublín cerró en 2015, San Patricio en Thurles cerró en 2002, el Colegio Clonliffe de Dublín cerró en 2000; antes, en los 90, ha habían cerrado otros 4 seminarios, según señala Crux.



La medida no implica el cierre del Colegio Irlandés de Roma, grandioso edificio que se encuentra a pocos pasos de la basílica papal de san Juan de Letrán al que ahora, señala el actual rector en funciones, Paul Finnerty, se le “abren nuevas oportunidades de formación”. “El Colegio Irlandés es un recurso de casi cuatrocientos años de antigüedad para la Iglesia en Irlanda que está listo para desempeñar un papel clave en la renovación y revitalización de la misión irlandesa”, indica.

Detrás de la decisión está también el hecho de la opción por la formación local de los futuros sacerdotes de la Iglesia irlandesa. “La formación de sacerdotes para la misión en Irlanda es una de las claves para la renovación y revitalización de la Iglesia irlandesa”, dice Finnerty tratando de explicar esta decisión. La casa romana quedará para cursos de formación permanente, de actualización teológica y de especialización, también para laicos y agentes de pastoral irlandeses.

“El Colegio también sigue siendo un lugar de hospitalidad y acogida para los peregrinos irlandeses a la ciudad eterna, además de ser un vínculo dinámico entre la Iglesia de Irlanda y la Iglesia Universal, centrada en Roma”, recuerda el rector. 400 años es un buen momento para renovarse.

El documento

La decisión no se produce solo por escasez vocacional o por estabilidad económica. La Iglesia en Irlanda está viviendo su particular camino de purificación y la formación de los nuevos sacerdotes es un aspecto fundamental para que la nueva mentalidad eclesial acabe de raíz con todo resto del clericalismo –el caso irlandés muestra el sentido más amplio del tema, trasladando las situaciones de poder a otras figuras religiosas– de antaño que tanto mal han hecho.

La nueva ‘Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis’, documento de referencia de la formación sacerdotal, se ha actualizado en las últimas décadas más veces en los últimos siglos. La última versión internacional es la de 2016. El perfil sacerdotal se va flexibilizando atendiendo a las circunstancias históricas, por esto hay concreciones nacionales como la española de 2019 o la irlandesa a la luz de la que se ha decidido clausurar la formación teológica básica en las instituciones romanas.

Y esto pasa por el acuerdo entre los obispos y las instituciones formativas de la Iglesia, mirando más allá de los propios límites de la propia diócesis. Pero no siempre mirando tan allá que al final vuelva una tortícolis de tanto mirar a Roma, mandando allí a los candidatos como mero pago de favores o de otras prebendas.