La de Santa María
La película ‘El brutalista’ (2024) sobre la historia (y el drama) del ficticio arquitecto judío László Tóth –interpretado por Adrien Brody– ha puesto la lupa sobre este estilo que se impone en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo por lo bien que se adapta a las necesidades y recursos constructivos de la posguerra, y que lleva a edificios públicos y templos, además de viviendas, a partes iguales. Aunque sea una arquitectura que no responde a los criterios estéticos de los más clásicos, lo cierto es que en lo que a iglesias se refiere hay elementos sugerentes.
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Uno de esos ejemplos lo tenemos a las afueras de Oporto, en Portugal. En la localidad de Marco de Canaveses, en las orillas del río Támega, está la parroquia de Santa María. Obra del arquitecto Álvaro Siza, es de los años 90 del siglo pasado. Con materiales económicos el templo, de planta cuadrada se levanta en la ladera de un montaña sobre una base de granito siendo un gran cubo blanco –es tan ancha como alta– con una inmensa puerta (¡10 metros de altura!)en la fachada en la que sobresalen los dos lados a modo de torres y campanario. Dentro los fieles se disponen en sillas, el altar es un bloque hueco de mármol, y dos ventanales juegan para que quienes asisten al templo contemplen, según estén sentados o de pie, el paisaje o la luz que proviene de lo alto. En Portugal hay otros ejemplos originales como las modernas capillas del seminario de Braga.
La famosa
Aunque la gran referencia mundial es la capilla de Notre Dame du Haut sobre el valle –de ahí la advocación de Nuestra Señora del Alto– en el que se encuentra la población de Ronchamp en Francia, obra de Le Corbusier. Levantada entre 1955 y 1955 y sometida a una profunda restauración e incluso una restauración en 2011 por Renzo Piano. El arquitecto que acabó muriendo en la cabaña a la que se retiró, al final de su vida realizó algunos espacios religiosos que se alejan de algunas de sus criticadas viviendas ‘mecanicistas’. Su último gran diseño fue una iglesia para la región del Loira dedicada a San Pedro–inaugurada finalmente como museo en 2006 tras muchos problemas de financiación tras la denuncia de la financiación pública de un edificio de culto– o el monasterio para los postulantes dominicos en Sainte Marie de la Tourette, cerca de Lyon.
Inspirándose en las montañas del entorno diseñó este templo lleno de curvas y ventanas de colores desiguales que simulan ser las estrellas que rodean a la Virgen María. El hecho de que la iglesia precedente, destruida durante la II Guerra Mundial fuera un lugar de peregrinación en la zona, hace que también la llegada a la cima vaya siendo parte de la experiencia. En el interior todo está pensado para que el sonido llegue a todos. Otros ejemplo de Francia los hemos comentado aquí, como el caso de la capilla del Rosario de Vence –en la Provenza francesa–, obra de Matisse para las dominicas.
Los luteranos
Los arquitectos contemporáneos destacan una iglesia luterana imponente. La que se haya en Reikiavik, capital de Islandia. Su nombre oficial es la Hallgrímskirkja. Es tan imponente el tamaño que la llaman la catedral, cuando en realidad otro templo histórico cumple esa función para los luteranos –los católicos tienen su catedral dedicada a Cristo Rey–. Sus casi 75 metros la convierten en el edificio más alto del país y está inspirada en el recorrido de la lava volcánica.
La iglesia se acabó de construir en 1986 tras casi 40 años de construcción y se ha convertido en símbolo de la ciudad. Dentro destaca el órgano ya que la decoración es muy sobria. En el exterior está el hijo del vikingo Erik el Rojo y una representación de la Trinidad en el bautismo de Jesús. Una buena combinación de luteranismo y arte de ascendencia vikinga con los cánones de hoy.
