Hoy en día la búsqueda de consensos parece algo de débiles. Lo que se ensalza por muchos es a quienes mantienen unas posturas fuertes, quienes consiguen no ceder ante unas ideas diferentes. La tozudez en las ideas y la inflexibilidad se muestran como lo deseable para la vida y la política. El origen de esta exaltación de la rigidez puede estar en una sociedad competitiva que busca siempre el éxito, que prefiere vencer al otro y que entiende la vida como una competición en la que triunfan solo unos pocos.
- ¿Todavía no sigues a Vida Nueva en INSTAGRAM?
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Por eso se favorece a aquellos políticos que se instalan en el disenso, en mostrarse diferentes a los demás, en ofrecer unas ideas sólidas, que nadie puede cuestionar y que son diferentes a los de los otros. Con frecuencia, además, estas ideas fuertes como una roca lo son en oposición a otro. La consistencia de nuestra opción política es que siempre vamos a ir en contra de aquel que vemos como muy negativo para la sociedad. Por ello muchos partidos políticos son “anti” algo. Su identidad no se fundamenta solamente en ideas, sino en ir a la contra de los otros.
En una realidad así, los partidos buscan hacerse fuertes en el disenso y se muestran más cómodos en él que en aquellos puntos en los que puedan coincidir con quienes tienen ideas diferentes. En sus campañas de comunicación buscan siempre aquellos temas y aquellas cuestiones en las que el disenso es más pronunciado y puedan, así, asentar su opción política sobre posicionamientos diferenciados y, aparentemente, inmutables.
Ante esta realidad querríamos partidos que buscasen más el consenso que el disenso. Partidos políticos que estén dispuestos a consensuar con quienes son diferentes a ellos posicionamientos de mínimos en los que todos podamos convivir y en los que los distintos puedan sentirse cómodos. El consenso no es algo de débiles, sino todo lo contrario. Atreverse a ceder en algo para facilitar el gobierno o la armonía en una sociedad, es algo para lo que hay que ser muy valiente.
Caminos para convivir
Debemos enseñar que aquellos que se aferran a sus convicciones sin querer acercarse a otros que son diferentes, no solo demuestran así su inseguridad y su rigidez intelectual y vital, sino que no son capaces de adaptarse a una realidad siempre cambiante que precisa de nuevos enfoques y soluciones a desafíos que son siempre novedosos. Se trata de políticos que van a buscar soluciones de parte, que van a beneficiar a unos y perjudicar a otros.
Por ello precisamos políticos que entiendan la política como la búsqueda de consensos, como el diálogo entre diferentes para encontrar aquellos caminos que permitan que la sociedad sea un lugar en el que todos, sin exclusión, podamos convivir y desarrollarnos como personas. Para ello, las ideas de parte y cerradas, han demostrado no ser efectivas. Necesitamos consensos que vayan afrontando las nuevas realidades de una manera eficaz.
