El poder simbólico del cuerpo de las mujeres


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Queremos terminar el año, un año lleno de dolor sobre todo para las mujeres, con una esperanza. Imágenes como la que se presenta en este post, en la que una mujer, sola e indefensa, con su debilidad consigue hacer frente a la violencia de un grupo de hombres armados, parecen abrir nuevas perspectivas para el futuro. Perspectivas de paz y de respeto para los débiles, en nombre de algo que todos compartimos: haber nacido de una mujer, y estar vivos porque una mujer nos ha aceptado en su vientre y nos ha cuidado desde pequeños, hasta que no hemos sido capaces de cuidarnos por nosotros mismos.

 

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Una mujer en una protesta en Dallas contra la xenofobia, del fotógrafo Jonathan Bachman/L’OSSERVATORE ROMANO

Esta característica común del género humano no es solo un hecho biológico, sino una experiencia compleja que comprende entrega gratuita, renuncia a sí misma a favor de otro, sin la perspectiva de compensación alguna. Es más, sabiendo que a quien hemos ayudado se irá, necesariamente, por su camino.

Si, en la tradición cristiana, somos considerados todos iguales porque todos somos hijos de Dios, podemos añadir que en la experiencia de todos los seres humanos de cualquier etnia o religión, está el origen de un cuerpo materno, de la entrega gratuita de una mujer. Nacido de mujer es el título de un famoso libro de Adrienne Rich, que recuerda a todos los seres humanos este origen común.

Cada mujer, en cuanto madre potencial, representa por tanto la posibilidad, el recuerdo, el símbolo, de esta entrega gratuita — casi siempre la única de este tipo que experimentamos en la vida — y precisamente por esto su presencia frágil y desarmada es tan poderosa como para detener los ejércitos.

No nos queda otra cosa que contemplar esta escena abriendo el corazón a la esperanza, recordando que en el cristianismo la salvación depende del sí de una chica jovencísima, increíblemente valiente.