Teresa García, responsable de Difusión de la HOAC
Responsable de Difusión de la HOAC

Papa Francisco: 7 palabras para 7 años de pontificado


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Hoy se cumplen 7 años del inicio del pontificado del papa Francisco. 7 es un número de resonancias bíblicas que expresa la plenitud y, a la vez, el ritmo de sucesión de los ciclos de Dios (el año sabático, el día del Señor…). En la tradición de Israel el año sabático estaba relacionado con la remisión de los pecados y las deudas, con el perdón y la reconciliación, con la necesidad de volver todo a su estado original para poder recomenzar de nuevo desde la conciencia reafirmada del proyecto de Vida de Dios para toda la humanidad: no habrá ningún pobre entre los tuyos (Dt 15, 4). Algo que se hacía no solo desde la conciencia de lo que no funcionaba, sino, sobre todo, desde la experiencia de que Dios daba una nueva oportunidad de recomenzar, y desde la vivencia de la esperanza en que el plan de Dios terminaría por hacerse realidad.



El séptimo aniversario del pontificado de Francisco puede vivirse desde esas mismas claves, que él ha puesto en el centro del caminar de la Iglesia con otras palabras: tiempo, procesos, descartados, misericordia, ternura, alegría, santidad…

1. Tiempo, superior al espacio

En 7 años la Iglesia ha seguido caminando –hija de su tiempo y en una historia concreta– y avanzando hacia esa plenitud del Reino de Dios con pasos que pueden parecer cortos, pero con firmeza hacia el retorno a la originalidad del Evangelio en el encuentro con Jesucristo. Aunque desde fuera pueda parecer que la Iglesia avanza y retrocede según la época, hay una clara línea de continuidad eclesial en las convicciones que Francisco ha sabido expresar con lenguajes de hoy para hacer comprensible la dimensión social de la evangelización.

2. Procesos

En siete años nos ha hecho ver la importancia de abrir procesos y, sobre todo, de vivirlos y continuarlos con esperanza. Los procesos de la fe son procesos vitales, no objetivos empresariales que alcanzar. Por eso necesitan, dice Francisco, el ritmo sanador de la projimidad, porque no crecemos por proselitismo, sino por atracción.

3. Descartados

Uno de esos procesos de conversión pastoral es volver a recordarnos con tenacidad que la Iglesia de Jesucristo solo es del Señor si es de los pobres; si ocupan el centro de nuestro encuentro, de nuestra mesa, de nuestra oración y de nuestro caminar inclusivo y fraterno. La hospitalidad, la acogida son señas de identidad eclesial, y el vínculo entre nuestra fe y el anuncio de la Buena Noticia a los pobres, es indisociable. Como indisociable son el presente y el futuro del ser humano y de la creación.

4. Misericordia

Junto a los pobres, quizá la otra clave de su pontificado que sitúa a la Iglesia en la historia como discípula misionera, capaz de caminar con la humanidad, en medio de sus mismas circunstancias y dejarse conmover por ellas: los jóvenes ignorados, los trabajadores empobrecidos, las personas migrantes –signo de este tiempo-, las mujeres olvidadas, y explotadas, los mayores despreciados…

5. Ternura

Inseparable de la misericordia, la ternura es esa revolución a la que nos invita en nuestra vida personal y social. Quizá lo de la necesidad de ser misericordiosos y tiernos en lo personal lo tenemos más claro. Francisco nos abre los ojos a reconocer que ese es, también, el camino de construcción de lo social. El único camino político; el que acaricia y cuida la vida, creando la cultura del encuentro.

6. Alegría

Fue la invitación primera y es la constante llamada. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús (EG 1). La invitación es doble: a recuperar la alegría “que nadie nos podrá quitar” y a dejarnos encontrar cada día por Jesucristo, que sale a nuestro encuentro y llena nuestra vida con su humanidad.

7. Santidad

Cada uno por su propio camino personal, pero todos en comunión, llamados a visibilizar el Reino de Dios que ha comenzado, reproduciendo en nosotros los misterios de la vida de Cristo, para llenar nuestra existencia de gozo y alegría y ser, como Dios nos quiere, santos y santas.

Habría muchas otras palabras: primerear, periferias, autorreferencialidad, tierra-techo-trabajo, sinodalidad, Amazonía, encuentro… para dibujar los trazos de este septenario. Seguro que habrá otras muchas más en los años siguientes. Nos alegramos y regocijamos, y agradecemos a Dios estos 7 años del papado de Francisco, al que enviamos un tierno abrazo, sin olvidarnos de orar por él.