Cardenal Cristóbal López Romero
Cardenal arzobispo de Rabat

Nueva experiencia en la Curia


Compartir

Hace unas semanas, tuve ocasión de participar en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del cual soy miembro. Confieso que fue una agradable sorpresa. ¿Por qué?



Porque siempre es enriquecedor y entusiasmante experimentar, en vivo y en directo, la catolicidad de la Iglesia. En este caso, unas sesenta personas, provenientes de todos los horizontes del planeta, hemos compartido fraternalmente la oración, la reflexión, el intercambio de buenas prácticas y la convivencia en lo cotidiano. Es cierto que la presencia de laicos y de mujeres era escasa: la mayoría éramos sacerdotes y obispos. Pero el camino está abierto; será largo y arduo, porque, justo es reconocerlo, el litúrgico no es el campo que más atrae a los laicos.

El Papa, durante el mensaje de Navidad a la Curia/EFE

En segundo lugar, porque he podido constatar que el cambio propugnado por el papa Francisco para la Curia vaticana ha empezado a hacerse realidad. En efecto, he encontrado a los responsables del Dicasterio y a sus colaboradores en actitud de escucha y búsqueda de lo mejor para la Iglesia, en este caso en materia de formación litúrgica para los ministros ordenados y el Pueblo de Dios. Es decir, que son personas que han comprendido que la misión del Dicasterio es prestar un servicio al Papa y a las Iglesias locales, y no ser un organismo intermedio entre el Papa y dichas Iglesias. La ‘Praedicate Evangelium’, documento de reforma de la Curia, propugna precisamente eso: ser organismo de servicio y no de poder.

Disciplina

Finalmente, porque creo que estamos en el buen camino para que este Dicasterio deje de tener la imagen –¿merecida o inmerecida?– de ser una especie de “policía litúrgica”, más preocupado por descubrir, perseguir y corregir errores y abusos litúrgicos que por promover la formación.

En ese sentido, no estaría mal desprenderse, al menos en el nombre, de la palabra “disciplina”. Quedaría mejor ‘Dicasterio para el Culto Divino y los Sacramentos’. Es cierto que la palabra “disciplina” es de la misma raíz que discípulo y que significa “aprendizaje” en una de sus acepciones. Pero, lamentablemente, en diversas lenguas la disciplina se identifica con la acepción más negativa, equivalente a sancionar, corregir y poner orden. En el colmo, el verbo “disciplinar” ha llegado a significar “azotar por mortificación o por castigo”, y son sinónimos suyos “someter, imponer, corregir y obligar”.

Carguemos las tintas en la formación y en la promoción.

Lea más: