Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Navarro-Valls sirvió al periodismo y a la verdad


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Sobre la comunicación institucional se han escrito muchos manuales y todos tienen un común denominador, la lealtad a la empresa, organización o institución a la que se sirve. Sin embargo, en Joaquín Navarro-Valls, no parece ser, a simple vista, el elemento distintivo de su servicio a la Santa Sede.



El libro recientemente publicado: ‘Mis años con Juan Pablo II’, revela la trascendente vocación periodística del médico-psiquiatra que estuvo al frente de la Oficina de Prensa del Vaticano durante más de dos décadas, entre el papa polaco y su sucesor, Benedicto XVI.

El hilo conductor del testimonio es la intención absoluta de Navarro-Valls de informar, informar, e informar, solo eso; cumplir a cabalidad con su vocación periodística, con la gente, con la audiencia, con el mundo entero que se sorprendía en cada momento del gigante Juan Pablo II, que “se salía por sí solo de la pantalla”.

La vocación de informar la verdad

La verdad a la que servía el doctor Navarro-Vals, con el periodismo, no era una contradicción con la Iglesia, precisamente por ser un creyente no comprendía otro modo de comunicar a la Iglesia que no fuese desde la verdad y la transparencia.

El texto recoge este interés del portavoz en cumplir con su misión profesional:

“Hay que pasar de un esquema meramente reactivo —esperar a que lleguen noticias negativas para responder con desmentidos— a un esquema proactivo, en el que se proporcione a los medios abundante información de interés sobre la Iglesia” (p. 241).

Un dato interesante, en el contenido de la obra de Navarro-Valls, son las escasas menciones al Opus Dei, realidad a la que pertenecía como numerario, lo cual demuestra que la intención de sus memorias no pretenden ningún tipo de proselitismo.

El riesgo de navegar contracorriente

Los recuerdos del portavoz muestran que muchas veces el trabajo no era fácil, primero por la necesidad de una comunicación directa con el papa Wojtyła, y en segundo lugar, las discrepancias concretas con la Secretaría de Estado. Como caso particular comenta:

“La mentalidad de la Curia no es fácil: «No diga nada si los periodistas no preguntan; y si preguntan, entonces diga…». Pero es una conducta muy reactiva, nada propositiva. La opinión pública es un gran contenedor: el primero que lo llena, ese, puede responder sus temas y los demás le siguen” (p. 635).

Desde la primicia del parkinson de Juan Pablo II y toda la penosa enfermedad, hasta la imperiosa necesidad de publicar la decisión sobre el caso Maciel, la prensa le debe a Navarro-Valls detalles precisos de acontecimientos que marcaron la historia contemporánea.

Personalmente, desde muy joven sentí el interés por la fuente noticiosa vaticana, movido por el magnetismo mediático de Juan Pablo II. En alguna medida, esta generación de escritores sobre la Santa Sede, son fruto de los desvelos y sacrificios de Joaquín Navarro-Valls, en ‘desclericalizar’ la fuente y hacerla comprensible, relevante y genuinamente promotora de ideas de interés global.

El libro es más que un simple documento histórico. Es un testimonio valiente de cómo debe ser la comunicación en la Iglesia, desde la profesionalidad en la técnica, y la coherencia en la verdad anunciada, vivida y asumida, más allá de los riesgos de impopularidad.

Sin esconder los errores, Navarro-Valls recuerda cada equivocación, lo que dota de una sensibilidad humana al quehacer periodístico, sin pretensiones de grandeza, o de imposición a una única versión. Son sus recuerdos, sus memorias, cómo vivió el servicio al papa, a la Iglesia, a través del periodismo, desde la conciencia de que la verdadera y auténtica información, nunca hace daño.

Datos del libro:
Navarro-Valls, Joaquín. (2023). Mis años con Juan Pablo II. Editorial Espasa. Versión Kindle.


Por Rixio G Portillo R. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.