José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Masterclass de liderazgo cristiano


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JUEVES

Regresaron por otro camino. Y no tenían GPS.



VIERNES

Empiezan las rebajas. Dios se entrega gratis. La mayor promoción de descuentos de la historia. Y nosotros seguimos poniendo peajes, limitando el acceso al Padre, como los guardaespaldas que ven a todos y a todo como una amenaza a la integridad de un Dios que sabe defenderse solito. Entre otras cosas, porque no necesita guardia pretoriana. No sería Dios. No sería Padre. Y puestos, mejor abajarse que rebajarse.

SÁBADO

Un Papa convertido a estas alturas en guillotina para el capitalismo salvaje. No para los empresarios con nombres y apellidos. Leo las palabras que hoy ha compartido con los emprendedores galos. Bañadas de “cruda realidad” por parte de alguien que no azota a quien genera empleo, sino que comprende y asume “el choque” que se produce al intentar encajar la Doctrina Social en medio de los imperativos del sistema. Masterclass de liderazgo cristiano. “Las obligaciones que imponen los sistemas económicos y financieros vigentes muchas veces se burlan de los principios evangélicos de la justicia social y la caridad”. Nada de reprimendas. “Perseverar y no desanimarse”.

DOMINGO

Bautismo del Señor. Una y otra vez, el padre Valdavida siempre insistía en celebrar el día del bautizo como un nuevo cumpleaños: el de los hijos de Dios. Y no vendría mal que fuera acompañado de una inmersión en agua fresca de la sierra. Para despertar, más que nada.

LUNES

Católicos de salón que juegan a ser entrenador desde la grada. Laicos que defienden la máxima potestad del báculo, pero ven penaltis cuando la mitra viste otra camiseta que consideran del contrario. Ojalá el ojo de halcón que reclaman para otros se lo aplicaran en sus propias cuitas. Aquello de la piedra y el pecado, pero aplicado a la era Simeone. Juego limpio, por favor.

MARTES

Alguien habla de la confusión entre autoridad y autoritarismo. De la diferencia entre servir y servirse. De lo mucho que se gana a pulso cuando se escucha y de lo poco que se consigue a golpe de título en una tarjeta grabada en negrita bajo un nombre y un apellido, por adquisición de despacho o por ciencia infusa de la casulla o del hábito.

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