José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Los reyes tardan más de la cuenta


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El día de reyes me llegó de parte de Open Arms un Christmas diseñado con una viñeta de Javier Royo que representaba a dos de los magos en camello con un niño acogido en sus brazos mientras el tercero iba en una patera. Imagen de lo que el Papa de la ternura quiere: la de los dos primeros acogiendo y protegiendo; y para el tercero la integración y la solidaridad: Al lado de los pobres en la patera. Con su pueblo. Todos guiados por la estrella.

Imagen y ejemplo para nuestra sociedad plural y diversa. Donde la representación de los magos puede ser incluso realizada por alguna mujer. Hasta el propio papa Francisco incluyó en 2016 a una niña ,’reina maga’, en la misa de Año Nuevo del Vaticano como encargada de acercar al Papa las “ofrendas” que, según la Biblia, portaban los magos: oro, incienso y mirra. Regalos que tras dejarlos en el portal de Belén se verían quizás intercambiados por los que el mismo Jesus les haría con toda seguridad: la ternura y los abrazos a repartir a manos llenas y el ejemplo de estar siempre junto a su pueblo. A las duras y a las maduras.

Estos Magos que vienen de Oriente son los primeros de una gran procesión que desde los primeros tiempos no se ha interrumpido y que en todas las épocas reconoce el mensaje de la estrella y encuentra el Niño que nos muestra la ternura de Dios encarnado en medio de nosotros. De su pueblo.

También nosotros debiéramos introducirnos no solo en las cabalgatas sino en las otras procesiones “dolientes” de los miles de refugiados, migrantes, víctimas de la trata y demás descartados en el mundo, donde ver, en los reyes, modelos de conversión a la verdadera fe y compromiso con mayor afán a la bondad de Dios para todos, representada en un Niño. Desnudo y en pañales frente al aparente esplendor del poder que es el rey Herodes. Hoy también es necesaria la ternura con emigrantes y refugiados (¡y la acción política de todos los que están tocando el poder estos días!) frente quienes quieren descartarlos.

Que la estrella guíe a las nuevas personas y a los nuevos líderes. Los Magos representan a los hombres y a las mujeres en búsqueda. En este caso en busca de Dios desde religiones y filosofías distintas. Una búsqueda, como la del bien común, que no acaba nunca. La estrella que guía hacia el pesebre nos presenta un camino distinto al que anhela la mentalidad representada en el poder de Herodes. Es el camino que lleva al anonadamiento de Dios, a la gloria escondida en el pesebre de Belén, a la cruz del Calvario, al hermano y a la hermana que sufren.

Aunque hay otras personas o instituciones, como ha sucedido en estos días de Navidad (¡mientras en las Cortes se afirmaban promesas de atención justa a la migración!), que ciegos y a oscuras, sin luz, actúan por órdenes superiores devolviendo a Marruecos (y a otros muchos lugares del mundo), con las ilegales devoluciones sumarias, a los emigrantes llegados a nuestras costas.

Hoy día se siguen deslizando hacia Europa en frágiles cayucos o pateras llegando a nuestras costas del Sur y de Canarias que son testigos sufrientes de ello en Navidad y Reyes. Van en humildes lanchas con hombres, mujeres y niños que buscan en los países prósperos del norte la satisfacción de las más elementales necesidades que sus países de origen no resuelven.

En este texto tan bello del jesuita José Luis Blanco Vega encontraremos la respuesta a la tardanza en la llegada de los reyes para tantas personas. Tanta tardanza que hace que no hayan llegado aún para muchos. Y, por desgracia, ya nunca llegarán para los que mueren en el camino. Por ejemplo, para el bebé nacido y fallecido esta semana en una patera a la deriva cerca de Lanzarote.

Un niño pregunta a su madre, con aire de villancico:

–Madre, ¿llegarán los tres?

–Siempre los tres, nunca fallan.

 

–¿El rey blanco?

–En un trineo

desde los hielos de Alaska.

 

–¿El cobrizo?

–En un camello

de los desiertos de Arabia.

 

–¿Y el negro?

–Con otros negros

desde la costa africana.

Vendrán en una patera.

 

–¡Por eso lo preguntaba!