José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Listas para el cielo


Compartir

JUEVES. Le jubilaron pero nunca se jubiló. Liberado de sede, continúa moviéndose como antes. Como pocos. El confinamiento no le recluyó para asesorar sobre el reparto de báculos. El verbo “camelar” tiene mucho de caló, pero lo conjuga como nadie siendo de estirpe cañí. En Roma se han dado cuenta. Al menos, ahora.



VIERNES. Videollamada con María Luisa Berzosa. Digo videollamada por decir. Porque la pantalla está empañada. Da igual. Ella habla igual de claro. Se desmarca de la polémica sobre las uniones gais. No porque no quiera entrar al trapo. Precisamente porque su trapo es otro. A ella no le va la cultura del ‘adjetivo’, sino la del ‘sustantivo’. “No acompaño homosexuales. Acompaño personas”. Con su nombre. Con sus heridas y sus sueños. Sin enjaularlas en unas siglas o clasificarlas por colectivos. Me da que en la entrada al cielo tampoco tiene listados de Excel por clases. Salvo en la lista de morosos con los descartados. En esa estamos todos.

uniones homosexuales

Por la tarde. Coloquio en San Antón. Diez años de la muerte de Delibes. Hay quien considera que ser cristiano pasa por tener al Señor todo el día en la boca, en la tecla o en la estilográfica. Nada más obsceno. Demasiadas oportunidades para pronunciar el nombre de Dios en vano. Don Miguel no era de esos. Porque vivió en la duda. “Esa noche oscura que atraviesan los santos a los que sigo”, sentencia el padre Ángel. Y no solo le atrapaba la neblina interior de Valladolid. También el enfado y la angustia. “¿Quizás hasta el último suspiro?”. Marta Robles lo deja caer. Y no por eso menos creyente. Quizá por eso, más peregrino.

LUNES. Plaza de Jacinto Benavente. Librería San Pablo. Firma del libro ‘Entre la espada y la pared’. A seis manos, entre los actores Assumpta Serna y Scott Cleverdon y el sacerdote Juan Carlos Sánchez. Con cameos de otros tantos. Juntos para elaborar una guía que de una vez actualice el género de la homilía. “Se le ha hecho poco caso al Papa. Y mira que dio pistas en ‘Evangelii gaudium’”, confiesan. Encuentro con mascarillas, pero sin pelos en la lengua. La del escocés: “La Iglesia hoy tiene que competir con Netflix”. No será por falta de medios. Y de recursos humanos.

MARTES. Mi sobrino David no da tregua a los quejicas. Menos aún, en casa. “¿Quieres llorar? Vete a la ‘llorería’. Al final de la calle, detrás de Mercadona”. A la vuelta, hablamos.

Lea más: