Ya sabemos que la expresión ‘rockstar’ no se refiere exclusivamente a estrellas del rock, sino a personas destacadas por su talento -pocas-, carisma -muchas- o estilo de vida llamativo -todas-. Tienen un gran impacto en la comunidad, por diferentes razones, y se convierten en personajes a imitar, sobre todo en ciertos sectores.
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Para los jóvenes deportistas, por ejemplo, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo lo son. Un aficionado a la pintura le colocará ese apelativo a Yayoi Kusama, Banksy y Kehinde Wiley, y una aspirante a escritora llamará de esa manera a Irene Vallejo y Rosa Montero.
Los y las ‘rockstars’ no solo tienen un excelente desempeño en el área de su competencia, sino que gozan de notoriedad, poseen un aura de admiración y saben vender su ‘mercancía’: se mueven como peces en el agua frente a los reflectores y las cámaras, y provocan un ansioso deseo de imitación.
Que así se califique a personalidades del espectáculo y la farándula, de las finanzas y la política, no nos debe asombrar. Pero que se elenque en la lista de ‘Las personas con más estilo en lo que va del 2025’ al papa León XIV, no deja de llamar la atención, al menos la mía.
En efecto. Leo en The New York Times que Prevost Martínez ha sido incluido entre personalidades como Spike Lee, el super fanático de los Knicks de New York; la tenista Coco Gauff; Diana Ross, la cantante superestrela; el más valioso de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander; y el rapero Kendrick Lamar, entre otros.
Y tal ‘distinción’ se debe a que, en su primera aparición pública vistió además de la sotana blanca, una muceta roja, la estola papal y una cruz pectoral dorada, a diferencia de la apariencia más sobria de su predecesor -solo la sotana-.
Tal cambio en relación a la vestimenta del difunto papa Francisco despertó esperanzas en los grupos más ‘conservas’: el nuevo Pontífice rompía con el anterior.
El detalle -que es solo eso- no creo que tenga una implicación doctrinal. En diferentes momentos León XIV ha manifestado continuidad, y tanto la elección de su nombre -en referencia a León XIII, iniciador de lo que hoy conocemos como la Enseñanza Social de la Iglesia-, como las críticas que todavía Cardenal hizo a las políticas antimigrantes de Trump, nos muestran a un sucesor de Pedro interesado en incentivar la necesaria dimensión social de la fe.
Veremos si, cuando no rompa con el proceso sinodal en curso, y nos ofrezca su primera encíclica -muy probablemente sobre la Inteligencia Artificial-, se le sigue considerando un ‘rockstar’, sobre todo en los ambientes eclesiásticos conservadores de los Estados Unidos.
Pro-vocación
“Solo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente. Es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente”. Es la letra de la famosa canción escrita por el argentino León Gieco, en 1978, e inmortalizada por la sentida interpretación de su paisana Mercedes Sosa. Hoy más que nunca sigue vigente esa súplica, pues lo que está sucediendo en Gaza -con imágenes de niños muriendo de hambre en los brazos de sus madres- supera cualquier locura y es claro signo de las miserias existenciales de las que es capaz el ser humano. No nos puede ser indiferente.
