Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

La sabiduría del susurro de León XIV


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Junto con su clamor por la paz o la libertad de prensa, León XIV ha reivindicado también la sabiduría del susurro. Ese suele ser el tono ordinario de la Iglesia. Tras el intenso tiempo de la transición de Francisco a León XIV, toca volver a la vida del susurro. En lo hondo de este tiempo de intensa atención pública e interlocuciones en todos los ámbitos, hay tres susurros en lo profundo del cauce que recorre la sociedad.



En esta experiencia hemos escuchado bien alto que el mundo pide al papado y a la Iglesia que siga defendiendo la dignidad humana y la Creación en toda circunstancia. Al respecto, la Iglesia aparece como roca firme de la humanidad y la elección del nombre León no ha hecho sino profundizar en este contexto el compromiso. Junto con signos proféticos, es preciso el susurro que lo convierta en conciencia cotidiana compartida por todos.

En segundo lugar, se ha percibido sed de profundidad y trascendencia.

  • Por un lado, suscitada por la fascinación ante la hondura y belleza de los ritos y símbolos.
  • Por otro lado, hay conciencia de una crisis universal de racionalidad y de corazón.

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Un papa agustino tiene en sus manos las claves para regenerar la razón y el amor. Necesitamos el susurro de la profundidad en nuestras conversaciones y modos de pensar y sentir.

En tercer lugar, en las distintas entrevistas con periodistas nos hemos encontrado preguntas por la fe, por cómo evangelizar en nuestra sociedad actual. León XIV inicia sus primeros mensajes llamando al impulso misionero, a llevar a Jesús donde hay vacíos. Necesitamos el susurro de la conversación sobre Dios, el susurro de Jesús en el servicio y la Creación.

Necesitamos el susurro de la belleza, el susurro del sosiego, el susurro de la libertad de León XIV.

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