Estoy haciendo un curso sobre tecnologías y su aplicación a las empresas bancarias. En la última sesión tuvimos una de las conferencias hablando sobre la mal llamada Inteligencia Artificial, y digo mal llamada porque “la capacidad de entender o comprender”(RAE) solo la tenemos los humanos. La IA solamente “ejecuta operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico” (RAE). La IA es una herramienta que nos es útil, pero que precisa de alguien que la maneje.
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En este curso hubo dos afirmaciones que quiero comentar por que son bastante generalizadas entre quienes ensalzan esta tecnología y que creo que no son ciertas. La primera fue la afirmación de que esta tecnología nos convierte en “superhumanos”. Esto es algo de lo que se está hablando desde hace tiempo. El transhumanismo lo ve como una aspiración y hace poco salía una noticia de que en Estados Unidos se realizarán en mayo de 2026 unos juegos mejorados (deportivos), en los que estará permitido cualquier tipo de dopaje o intervención tecnológica con el objetivo de alcanzar mejores marcas deportivas.
Pero creo que esto no es cierto. Por un lado, lo que nos caracteriza como humanos, lo que nos da humanidad, no es la capacidad de hacer más o menos cosas, sino la de compadecernos del otro, la de dar sin esperar nada a cambio, la de empatizar con quien tenemos al lado, la de compartir… Creo, sinceramente, que la IA no nos va a ayudar en este aspecto, con lo que hablar de superhumanos es perder de vista qué es realmente lo que nos humaniza, qué es lo que nos diferencia de otros seres vivos.
Dependientes de la tecnología
Por si esto fuese poco, considerando que nuestra formadora hablaba de superhumanos en otro sentido, en el de poder hacer cosas que antes no se podían hacer, en incrementar nuestras posibilidades de actuación, considero que la IA no solo no nos va a hacer avanzar en esta dirección, sino que lo hará en todo lo contrario. Estoy leyendo ahora un libro que recomiendo a quien no pase frío leyendo: “Cuarenta años en el Círculo Polar” de Segundo Llorente, un jesuita leonés que llegó a Alaska en 1935 y pasó allí gran parte de su vida. Eso sí que eran superhumanos, como los dos niños que supieron sobrevivir a una ventisca a 30 grados bajo cero durante veinticuatro horas en la tundra sin suficiente ropa de abrigo. Ellos solos, contra los elementos, sin nadie que les ayudase y lo consiguieron.
Pero la IA no solo no nos va a dar esa capacidad sino que nos hace dependientes de la tecnología. No nos ayuda a ser superhumanos, sino a depender de lo externo para todo. Y si no, que se lo digan a los millones de personas que se sintieron desamparadas cuando les faltó la electricidad el día del apagón en España. Como la misma formadora del curso reconoció en la misma conferencia (contradiciéndose con su anterior afirmación), la IA nos puede hacer perder capacidades y esto es lo que creo que está sucediendo, la IA nos puede hacer más dependientes y más incapacitados.

