¿Jugar o hacer el juego?


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La realidad migratoria y su gestión es, actualmente, un enorme juego geoestratégico que se dirime en el tablero global y en el que los actores juegan sus bazas. Cada uno tiene un objetivo diferente. Algunos son incompatibles entre sí, otros, según el momento. Hablamos de un juego en que, dependiendo del contexto –siempre variable– se puede participar individualmente o en alianza con otros. En el que los jugadores no parten en igualdad de condiciones porque los dados a veces están trucados y porque no es infrecuente que a mitad de la partida se altere el turno de intervención, se eliminen unos jugadores o se incluyan otros. Hay, eso sí, tres normas inmutables: los inmigrantes siempre son ‘fichas’ (aunque también lo puedan ser otros), el tiempo del juego no está reglamentado y la banca nunca pierde.

Dejo a la perspicacia del lector y la lectora la identificación de los jugadores y las otras posibles ‘fichas’, aunque a modo de ensayo le animaría a que se ejercitara fijándose en ‘la partida’ que se está jugando en estos momentos con el bloqueo de los buques ‘Aita Mari’ y ‘Open Arms’ en los puertos de Barcelona y Pasajes respectivamente. Con el Ministerio de Fomento (Capitanía Marítima) como ‘jugador con mano’, apoyado de manera entusiasta en la distancia por los tuits burlones de Mateo Salvini, y con la Comisión Europea sin perder ripio. Al otro lado del tablero, las tripulaciones de ‘Open Arms’ y ‘Aita Mari’ y un sector concienciado de la sociedad civil organizada, no mayoritario, empujando y denunciando un bloqueo que, por omisión, está costando ya demasiadas vidas.

Blog Emilio José Gómez Ciriano

Como testigos de la ‘partida’, unos medios de comunicación que no ven en este episodio el filón mediático que tan solo un mes tenía el desembarco en Algeciras del mismo barco, ahora varado. Finalmente, como en todo juego, no faltan quienes deciden ‘pasar’ o ir ‘de farol’… No se le escapará al astuto lector la obviedad de que en este perverso juego, las fichas somos también nosotros, ciudadanos y ciudadanas, y que, al contrario de lo que sucede con los migrantes que intentan llegar, tenemos bastante más poder del que se nos hace creer para incidir en el tablero. Que cada uno y cada una, pues, descubra cuál es su lugar en las partidas que se están jugando teniendo presente la fase de Paulo Freire: “Lavarse las manos del conflicto entre el poderoso y el débil significa ponerse del lado del poderoso. No ser neutral”.