Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

¿Iglesia pública o ‘por la privada’?


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Parece como si la vida comunitaria de la Iglesia se hubiera encargado ‘por lo privado’. En vez de apostar por una sanidad pública (redes parroquiales con distintas actividades abiertas y públicas), desde los 80 en la Iglesia se privatizó todo a través de sociedades privadas –como pueden ser Sanitas, Asisa o Adeslas–. De hecho, parroquias enteras fueron privatizadas para movimientos (con frecuencia, cargándose al resto) y, en general, lo parroquial, infravalorado.



Hasta los 80, la Iglesia organizada en comunidades populares parroquiales era atractiva y muy valorada. Luego, se desvalorizó lo parroquial –o se expulsó– y se programó una implantación de movimientos. Se apostó por un cuerpo eclesial liderado por movimientos. El fracaso es masivo. No ha logrado dar al conjunto de la Iglesia un espíritu sinodal, ni revincular los territorios ni las parroquias. No ha dado lugares ni modos de discernimiento, formación y oración que formen parte de la cultura católica general.

La regresión continúa: nos encontramos con diócesis que entregan su pastoral preferentemente a movimientos, en vez de invertir en comunidades parroquiales. Las competencias pastorales para formar ese tejido comunitario parroquial ni siquiera forman parte de la formación en seminarios. Al haber apostado por movimientos, se tienen vocaciones para movimientos, con sus intereses privados.

Una red poliédrica

El reto de establecer una vinculación más comunitaria en el seno de la Iglesia católica no pasa por asociaciones ni movimientos –que tienen su legitimidad–, sino por un modelo general de comunidades parroquiales. El modelo es una red poliédrica en cada parroquia o arciprestazgo, capaz de acoger, vincular e integrar a perfiles muy diversos. Es una red que usa encuentros, formación, reflexión, retiros abiertos, ejercicios espirituales, compartir oración y vida sin marcas ni más superestructuras que las que son propias de la Iglesia diocesana. Es necesario recuperar la Iglesia ‘por la pública’.

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