Luis Antonio Rodríguez Huertas
Militante del partido Por Un Mundo Más Justo y bachiller en Teología

Gobernantes, burras y bueyes


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La contemplación estos días del Misterio de Belén y toda la historia que lo rodea, da para muchas reflexiones y aplicaciones en el hacer político. Os comparto en esta ocasión una que, salvando las lecturas más “jocosas” que pudieran darse, creo que tiene algo que ofrecernos.



La burra y el buey

Como sabemos, es habitual incorporar a nuestros belenes –más allá de su historicidad o no– dos figuras muy singulares: la mula y el buey.

Ambos, son “animales de carga”. Rudos. Bastante “simplones” y, aunque en su día pudieran ser más “aprovechables”, hoy son bastante “prescindibles” en términos utilitaristas. Sin embargo, son las dos figuras –más allá de las obvias de María y José– que antes nos recuerdan, que nuestras miradas estos días tienen que estar dirigidas al Niño, pues así se les suele representar: giradas hacia el pesebre. Y que, lo demás, sí que es bastante “prescindible”.

Y, ¿qué tienen que decir dichos cuadrúpedos a nuestros/as gobernantes?

Buey_Mula

Poner foco

A mí, estos días, esa escena me habla del “foco” o de los “focos” en los que nuestra clase gobernante –siempre algo burros/as o bueyes…– ponen su actividad. Algo que condiciona todo el fruto de la misma.

Es claro que, si la intención de un/a político/a está en conseguir la “victoria” sobre los contrincantes ideológicos, todo lo que se movilizará en torno a ello será muy diferente a si, en cambio, lo que le mueve es la búsqueda y defensa del bien común. Algo que no elimina las diferencias, pero que las trasciende para construir lo que beneficie a toda la ciudadanía. El monarca Felipe VI dedicó una parte importante de su discurso de Navidad a ello:

“Es responsabilidad de todas las instituciones (…) que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política. El consenso en torno a lo esencial, no sólo como resultado, sino también como práctica constante, debe orientar siempre la esfera de lo público”.

Las miradas y la mirada

Desde la afirmación anterior (que las personas que se dediquen a la política deberían tener su foco, sin paliativos y de forma auténtica, en el bien común), y volviendo a nuestros protagonistas de este artículo, aún podemos distinguir una mirada más profunda. La burra y el buey miran, protegen, dan calor, al Niño frágil, nacido en la exclusión y la periferia, por las puertas cerradas de la población a la que acudían sus padres migrantes. Un Niño que, por poco, se escapará de la muerte de los inocentes, que tendrá que huir, vivir como proscrito y descartado.

Señores/as políticos/as: esta Navidad, mi carta a los Reyes incluye un párrafo no menor en el que les pido que le traigan, algo más de “burreidad o bueyeidad”. Trabajen para hacer realidad el bien común, comenzando por los más vulnerables.

Entonces será… FELIZ NAVIDAD.