Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

En la punta del iceberg


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La ola de violencia contra las mujeres, la ola de impunidad, los múltiples escándalos de corrupción son la punta del iceberg de lo que no alcanzamos a ver. Finalmente, la violencia, la impunidad, la corrupción se concretan en comportamientos tangibles que reflejan nuestros pensamientos más profundos.



¿Por qué un policía, fiscal o juez considera que entre los homicidios a resolver, hay algunos que ameritan el grado de urgencia, mientras que otros no son tan prioritarios?, ¿por qué tan solamente el 1% de los delitos vinculados a las personas migrantes se resuelve?, ¿por qué cuando entregamos ayuda o donamos algo, consideramos que hay personas que no la necesitan?

Los prejuicios son parte de nuestra naturaleza humana que están vinculados a nuestros procesos cognitivos que nos permiten aprender, seleccionar, procesar y analizar información. Hemos ido aprendiendo viejas y nuevas formas de ser selectivos y, lamentablemente, hemos aprendido a discriminar usando marcos de referencia caducos e infundados. Desde el establecimiento del Apartheid hasta la ola de Xenofobia, hay construcciones sociales que apuntan a la preponderancia de un grupo social con ciertas características sobre otro.

En el siglo XV, se atribuye a los monarcas españoles Isabel y Fernando la ejecución de una “limpieza de sangre” que terminó por desterrar a Judíos y Musulmanes. Para las diversas conquistas coloniales la idea de raza se afianzó con el uso de africanos de piel negra que fueron comercializados como esclavos. La historia del racismo y la discriminación se ha escrito en acontecimientos trágicos de segregación racial pero también en la lucha por la sobrevivencia. La época colonial trajo sin duda uno de los episodios más cruentos por el impacto que la discriminación y el racismo desató. La Iglesia no permaneció ajena. En nuestro continente, la obra de Fray Bartolomé de las Casas es uno de los primeros aportes a la doctrina de los derechos universales del hombre, fundados sobre la dignidad de la persona, independientemente de toda afiliación étnica o religiosa.

Discriminación que genera exclusión y desventaja

En 2001, tuvo lugar en Durban (Sudáfrica) la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia para responder a la aparición y la persistencia de la discriminación en sus formas y manifestaciones contemporáneas más sutiles. El Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia determinó que una causa importante del resurgimiento de la violencia racista y xenófoba era la resistencia intelectual y política para entender que vivimos en sociedades multiculturales. Este rechazo a la diversidad se manifiesta cada vez más con la intolerancia, e incluso la represión, de los símbolos y expresiones culturales que revelan la identidad de diversas comunidades étnicas, culturales y religiosas.

Es importante comprender que la interacción de distintas razones de discriminación genera exclusión, desventaja y violencia casi siempre en un mismo sector de la población. La discriminación se convierte en barreras para el acceso a la justicia, la vivienda, la educación, la salud y el trabajo.

Si bien hay una responsabilidad estatal por asegurar el ejercicio efectivo del derecho a la igualdad y la no discriminación, hay una responsabilidad particular de cada persona en cuanto formamos parte de una Iglesia. “El mensaje de Cristo no mira solamente a una fraternidad espiritual. Presupone y pone en marcha comportamientos concretos, muy importantes en la vida cotidiana: Cristo mismo ha dado el ejemplo. El marco estrecho de Palestina, donde se ha desarrollado casi toda su vida terrestre, no le brindaba demasiadas ocasiones de encontrar gente de otras razas. No obstante, se ha mostrado acogedor con todas las categorías de personas con las cuales entró en contacto. No temió dedicarse a los samaritanos y ponerlos como ejemplo, cuando eran menospreciados por los judíos y tratados como herejes. Ha hecho beneficiarios de su salvación a todos los que estaban marginados por una u otra razón: los enfermos, los pecadores hombres y mujeres, las prostitutas, los publicanos, los paganos como la mujer Siro fenicia”. [1]

 

[1] La iglesia ante el racismo, para una sociedad más fraterna, 1988