Teresa García, responsable de Difusión de la HOAC
Responsable de Difusión de la HOAC

El gran tema es el trabajo


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En este año 2021 se cumplen setenta y cinco del nacimiento de la HOAC. Guillermo Rovirosa asumió el encargo de la Junta de Metropolitanos –primer órgano colegiado de los obispos en España– de poner en marcha un movimiento de acción católica especializado en la evangelización del mundo obrero y del trabajo. Y este mismo mes de febrero, el día 27, se cumplen 57 años del fallecimiento de Rovirosa, promotor y primer militante de la HOAC. Nunca le hemos llamado fundador, porque Guillermo no fundó nunca ningún movimiento, ni puso en marcha ninguna concreción de un carisma o vocación particular. Simplemente abrió cauce a la ministerialidad eclesial de la Acción Católica y del laicado en la presencia evangelizadora en los ambientes concretos.



Él era un convencido de que el cristiano por su bautismo, y para crecer en fidelidad al mismo, solo necesita ser y sentirse Iglesia y descubrir en la comunión la vocación a la que todos los bautizados estamos llamados. Era un convencido de que, por esa vocación bautismal a la comunión, la presencia evangelizadora de la Iglesia en medio de las condiciones de vida del mundo obrero y del trabajo, había de buscar realizar prácticamente la comunión en todas las dimensiones de la vida; también en la vida social. Y era un convencido de que esa comunión práctica pasaba necesariamente por la humanización del trabajo para devolverle el sentido originario que Dios le da en su proyecto de humanización, en su proyecto del Reino.

Amistad social

El papa Francisco nos ha regalado su última gran encíclica social: ‘Fratelli Tutti’ (‘Hermanos todos’). Y la propuesta de amistad social, de fraternidad universal que nos ofrece, se sostiene en esa misma vocación humana y cristiana a la comunión.   en la vida política, económica y social, y desde la recuperación del trabajo humano como principio de vida.

El gran tema es el trabajo, dice Francisco en el número 162 de ‘Fratelli Tutti’, lo que realmente promueve el bien del pueblo es asegurar a todos la posibilidad de hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas. Esa es la mejor ayuda para un pobre, el mejor camino hacia una existencia digna… El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo.

En una sociedad realmente desarrollada el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo, y en definitiva para vivir como pueblo.

En definitiva, el trabajo humano es el cauce de comunión más concreto que Dios pone en nuestras manos para construir una sociedad fraterna.

Setenta y cinco años después de su nacimiento, cincuenta y siete después del fallecimiento de Guillermo Rovirosa, la HOAC, como Iglesia encarnada en el mundo obrero, ha de seguir ayudándonos a toda la Iglesia a no olvidar esto; nos lo habrá de recordar a tiempo y a destiempo. Y habremos de seguir haciendo vida el evangelio para recuperar la dignidad herida de tantas hermanas y hermanos, sin la cual nuestra amistad social, nuestra fraternidad, nuestra comunión, aún será incompleta.