Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

Del dilema al pentalema


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Hace poco asistí a un taller en el que nos enseñaban el pentalema como una herramienta que proviene de la ecopedagogía y busca poder contribuir al diálogo en un grupo transformando el dilema. Generalmente, ante una situación álgida tomamos la posición de Sí o No. Esta polarización es común en una fase de los conflictos que ya están declarados o incluso algunos que todavía son incipientes. En cuanto se introducen en el ambiente la opción de “un poco sí y un poco no”, las personas suelen reconsiderar su posición y se sumaban a la nueva opción. Se vuelven a introducir nuevas opciones “ni sí ni no” y “sí y no al mismo tiempo”. Con esto quedan conformados nuevos ejes que generan las posibilidades de construcción de diálogo y resolución de conflictos.

Protestas sociales ante los cambios que introduce el nuevo gobierno

Después del taller, reflexionaba de lo clave que es evolucionar los dilemas pues difícilmente mantenernos ahí no conseguirá desbloquear la situación. Extrayendo los dilemas y pentalemas al campo de las protestas y los movimientos sociales que emergen en estos días, me percato que en realidad nuestra calidad en el diálogo está devaluada, entre otras cosas por la ausencia de metodologías y de herramientas que nos enseñen, nos formen a moderar nuestra convivencia. Cada semana vemos en México el surgimiento de nuevas protestas sociales en respuesta a los cambios que introduce el nuevo gobierno, en algunos casos vemos que se abren mesas de diálogo en algunos otros, se pasa de largo. Algunas de estas protestas se refieren a conflictos de larga trayectoria, de pequeñas o medianas demandas no atendidas, de grupos mayor o menormente representativos pero que quieren poner en la mesa sus necesidades.

Ernesto Insunza llama a estos espacios “interfaces societales”, esferas públicas donde los actores involucrados al negociar la solución de situaciones problemáticas o la atención a demandas a las que no se dio cauce por otra vías ejercen su derecho a la ciudadanía. Las interfaces societales no son estáticas, se transforman en la medida en que el estado se reforma y se construyen nuevas realidades institucionales, estas ocurren al margen de los partidos políticos o las instituciones tradicionalmente mediadoras.

Podríamos hablar hoy en México del surgimiento de cientos de interfaces societales que se expanden en respuesta a una forma distinta de gobierno, eso podría ser positivo para la democracia, dirían los politólogos. Sin embargo, la ausencia de diálogo está siendo una constante. Queremos un sí o un no y nos cerramos a otra posible solución al conflicto.

Pero, cómo encontrar el camino que nos lleve a un diálogo propositivo, creativo, profundo, que nos ayude a salir del sí o del no. El papa Francisco decía en una audiencia en la plaza de San Pedro, el 22 de octubre pasado, en referencia al año del jubileo: “un aspecto muy importante de la misericordia es precisamente el diálogo. Que, efectivamente -explicó- permite a las personas conocerse, poniéndolas en actitud de escucha. Además -prosiguió- el diálogo es expresión de caridad, porque, aun no ignorando las diferencias, puede ayudar a buscar y compartir el bien común”.

Es cierto que muchas veces no se nos forma en tener o en adquirir una capacidad de diálogo, no hay una materia en las escuelas que nos proporcione herramientas para ser hombres y mujeres que busquen soluciones y no conflictos. Sería bueno que como sociedad buscáramos en el diálogo el camino para solucionar las inconformidades que el día a día nos va presentando, saliéramos de nosotros mismos y nuestras necesidades para generar las posibilidades de construcción de diálogo y resolución de conflictos. Un poco de caridad, en el diálogo ayudaría demasiado.

Todos reclaman un sí… la autoridad da un no que le favorezca en su estrategia

Hoy la policía federal, los médicos, los maestros, habitantes de una colonia afectada por el sismo protestan, todos reclaman un sí que les favorezca, un sí que les otorgue lo que piden y del otro lado, la autoridad competente da un no que le favorezca en su estrategia de gobierno, y la solución se desvanece como agua en las manos de los que protestan y de los que gobierna, no hay búsqueda del bien común, sino intereses particulares que desfavorecen el crecimiento de nuestro país.

El papa Francisco, en la misma audiencia invitaba a ponernos ante el otro viéndolo como un don y no como un problema, hizo notar, “muchas veces no dialogamos… no escuchamos suficiente o tendemos a interrumpir al otro”. Y recurriendo una vez más a la experiencia concreta, añadió al texto preparado una observación: “Cuántas veces –especificó– estamos escuchando a una persona, la paramos y decimos: ‘¡No! ¡No! ¡No es así!’ y no dejamos que la persona termine de explicarse. Y esto impide el diálogo”. Aún más “esta es una agresión”.

Veía recientemente en la edición de la revista Monocle un artículo llamado ¿Cómo ser un buen ciudadano? Con ilustraciones que reflejan un poco de sarcasmo y crítica a la vez. Dos de las reglas para ser un buen ciudadano llamaron mi atención. ‘Mira a los otros, no estás solo’. Esto puede comenzar por quitarte los audífonos y dejar de estar sentado en tu propio mundo, quizá una señora necesite ayuda con sus bolsas del mandado. La otra regla interesante tiene que ver con ‘Mostrar tu rostro’ convirtiéndote en una visitante asiduo del barrio y de los espacios de interacción cara a cara. En definitiva, la calidad y la caridad del diálogo tienen que ser elevadas por cada ciudadana y ciudadano. No habrá recetas mágicas, la técnica de romper con el dilema debe aprenderse con la práctica. Las soluciones se alcanzarán en la medida que alcancemos un diálogo fructífero, honesto y abierto al otro.