Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Cuál es el futuro de Europa?


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El día

La pandemia y el hecho de que el 9 de mayo ha caído en domingo ha ahorrado en muchos colegios los recitales de flauta con el Himno de la Alegría. La conmemoración de la declaración de Schuman en París en 1950 ha sido discreta en lo institucional con un programa de actividades en línea que han incluido una serie de conferencias en el Parlamente Europeo que comenzaron el día 3, el Banco Central Europeo ha sorteado un iPad, los embajadores han organizado un concurso en red y algunos comités han programado visitas virtuales.



El futuro de Europa ha sido el tema principal de una conferencia descentralizada que trata de responde a las inquietudes que la pandemia y las demás crisis actuales dejan en el Viejo Continente. Entre los núcleos temáticos sobre los que debatir están el cambio climático y el medio ambiente, la salud, una economía más fuerte para la justicia social y la generación de empleo, el papel de la Unión en el mundo, el Estado de Derecho y seguridad, la transformación digital, la democracia europea, las migraciones, la educación y juventud… Las cifras hablan de 9.467 participantes que han aportado 2.096 ideas en 3.272 comentarios en 462 eventos. La trascendencia de esta propuesta, se verá.

La declaración

La iniciativa de la Conferencia sobre el Futuro de Europa ha sido alabada también por el cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), y por Christian Krieger, presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC). Las organizaciones católica y protestante han firmado una declaración conjunta coincidiendo con esta “iniciativa para implicar a todos los ciudadanos europeos, a la sociedad civil, así como a las Iglesias y comunidades religiosas, en el debate sobre el tipo de Unión Europea que queremos”.

Para los líderes, debe darse “un debate amplio, abierto e inclusivo sobre el futuro de Europa” como “primer paso muy necesario para renovar la confianza en la Unión Europea y revitalizar el compromiso con ella como una verdadera comunidad de valores”.

Por su parte, prometen que “intentaremos entusiasmar, inspirar y facilitar la participación de nuestros miembros a nivel local, regional y nacional. Animaremos especialmente a los jóvenes a participar en los debates sobre el futuro de Europa. De hecho, involucrar a los jóvenes en la Conferencia debería ser una prioridad clave para la misma: ¿Cómo pueden los jóvenes europeos -el “futuro de Europa”- recuperar las esperanzas, la confianza y la seguridad en el proyecto europeo?”, se preguntan.

Para responder acuden a los “valores europeos comunes” como son “la lucha contra el cambio climático y la preservación de la creación, y en el desarrollo de políticas migratorias basadas en el respeto de los derechos humanos y la dignidad humana de todos”. Junto a estos temas, no olvidan el replanteamiento de la economía y la necesidad de “repensar y desarrollar el mercado común –que está en el centro, pero no es el corazón del proyecto europeo– en consonancia con los valores de solidaridad, justicia social, cooperación intergeneracional, igualdad y transiciones verdes y digitales justas”.

Más allá de la pandemia, más allá de la esperanza en el futuro, hay tarea por delante.